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Hacienda le pasa factura al ‘Gordo’

Si le toca un décimo agraciado con 400.000 euros, debe recordar que ‘solo’ cobrará 320.500. El Fisco estrena impuestos en este sorteo

el 21 dic 2013 / 22:27 h.

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Si hay un día en el año en el que la gran mayoría, aunque sea por un instante, se deja llevar por la ilusión –y se prohíbe pensar en las probabilidades–, ése es sin duda el 21 de diciembre. No, no es el día de la Lotería, ése lo es para unos cuantos afortunados, los que hoy aparecerán en todas las teles brindando con champán, mientras el resto de mortales se encomendará a que, al menos, le toque lo metido. “El 22 es el día de los nervios primero y, luego, la decepción”. Aun así, la sonrisa no se le borraba ayer de la cara en la puerta de la administración de Sagasta a Manuela, María Jesús y Manuel, que reconocen que han acudido a la compra de última hora por “picoteo”. Lotería de Navidad. Foto: J.M. Espino (Atese) Lotería de Navidad. Foto: J.M. Espino (Atese)o Sagsta Contra lo que pueda parecer, el día previo al Sorteo de Navidad no es uno de los más fuertes en ventas. Se reduce a los rezagados, a aquellos que prometieron comprar un décimo a medias y lo tenían pendiente, y al número que se antoja a última hora. El goteo fue constante en muchas administraciones sevillanas, aunque lejos quedan ya las colas kilométricas. Y es que, constatan los loteros, 2013 también será un año flojillo. Según Loterías y Apuestas del Estado, los sevillanos se gastarán de media casi 38 euros, lejos de los 63,29 euros del conjunto de España. Y ello a pesar de que es la tercera ciudad en la que más ha tocado el Gordo en su historia, quince veces, por detrás de Madrid (en 74 ocasiones) y de Barcelona (39). “Ya toca” que vuelva a Sevilla, una de las frases más repetidas ayer. La crisis se sigue notando y este año ha sumado un nuevo obstáculo, la aparición estelar de Hacienda, con quien por primera vez los agraciados con importes superiores a los 2.500 euros tendrán que rendir cuentas, y restarán un 20 por ciento al premio obtenido. Así, a quien le toque el Gordo no recibirá los 400.000 euros por décimo, sino 320.500 euros. “No es que esté mal, pero da mucho coraje”, dice un cliente. “Ya, pues yo quisiera pagar a Hacienda en concepto de Lotería tres millones de euros”, replica otra señora. El propietario de la administración de Sagasta, Luis Giménez, tercera generación de loteros desde 1919, confirma el impacto del nuevo impuesto sobre las ventas, que considera que este año se han estabilizado, aunque estén tal vez un poco por debajo de las de 2012. “No ha ayudado a vender más y Hacienda tampoco ha recaudado lo previsto”. Y es que la clientela ve ahora la Lotería “como un impuesto que pagas dos veces”, además de que “todo lo que sea que te quiten, molesta”. Un trabajador de la administración de La Campana lo corrobora y lo extiende al resto de juegos de azar, afectados por la alargada sombra del Fisco. “Si quieren recaudar más, lo que tienen que hacer es bajar los impuestos”, asegura. A contracorriente, un chico lee el periódico en la puerta. Le parece “fenomenal” que Hacienda pase el cepillo. “Sí es verdad que debería aplicarse en función de la renta, no un 20 por ciento para todos, sino según el capital de cada uno”. Nadie admite ser supersticioso, pero no hay quien salga de la administración de El Gato Negro sin frotar el décimo contra alguno de los dos azulejos dispuestos en los laterales. “¿Que por qué lo hago? Pues no sé, he visto que todo el mundo lo hacía. Supongo que traerá suerte...” José Luis, 23 años, y Ana, 25, han aprovechado el día para acercarse al Centro desde Las Cabezas de San Juan. Él lleva gastados 80 euros, ella 40. “Es que hay que comprar la del trabajo, de los amigos, de la familia...”. Mejor no pensarlo y quedarse con la ilusión, “que siempre está ahí”. Los azulejos de los gatos llevan viendo desfilar décimos desde 1975, cuando la madre de Jorge Arias los encargó a Cerámicas Santa Ana tras las obras de reforma de un local que abrió en 1934. Las ventas han ido mejor de lo esperado, aunque es verdad que se comparten más décimos, afirma. De Lebrija han venido Rocío y Jaime con sus dos hijos pequeños. “Venimos siempre porque desde hace siete años siempre nos toca algo”. Concepción y Manuela llevaban lotería “de todos sitios menos de aquí, siendo de Sevilla”, y por eso han parado en El Gato Negro. “Hemos cogido del 8, que era el que nos faltaba”. Una, funcionaria, se queja de que se ha quedado sin paga. Otra señala que sus hijos no trabajan y de su pensión sale para todos. Los sueños coinciden. Si me tocara el Gordo “yo pagaría la hipoteca”, “yo me compraría un piso”, “yo haría un viaje”. Pero la realidad también se impone: “Yo ayudaría a mis hijos en paro”, “yo lo repartiría con la familia”... Que la suerte se reparta entre todos.

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