El líder del Partido Conservador británico, David Cameron, ha presentado en el congreso anual reunido en Manchester una formación cambiada, preparada para gobernar y transformar al Reino Unido después de 12 años de una administración laborista que ha fracasado en sus promesas.
Pero ¿han cambiado los tories?, ¿es un partido moderno y con sensibilidad social? o ¿están como en el pasado, sumidos en las disputas sobre Europa, con continuas divisiones por el europeísmo de unos pocos y el euro-escepticismo de muchos? Sea como sea, la primera formación de la oposición británica va camino de ganar los comicios generales de 2010, según los sondeos sobre intención de voto, que la sitúan con una diferencia de unos 20 puntos por delante de los laboristas, con su líder, Gordon Brown, en sus peores momentos.
Cameron, el cuarto líder que tienen los tories desde 1997 (cuando llegaron los laboristas al poder), ha defendido que su partido está ahora en el centro político, que quiere a un país menos obsesionado con el tipo de formación recibida y más atento a la responsabilidad individual y a lo que cada uno puede ofrecer. El líder se ha mostrado sensible con las clases menos favorecidas, pues ha prometido ayudar a los que viven de los subsidios estatales a salir de ese ciclo de pobreza, con propuestas para formarles a fin de que puedan entrar en el mercado laboral.
Tal es la nueva imagen del líder tory que el semanario conservador The Spectator publica en su última portada a un Cameron vestido al estilo Che Guevara, con la famosa boina y el pelo desenredado del famoso guerrillero argentino-cubano. "Que ésta no sea la semana en la que hablemos de nosotros, sino en la semana en que hablemos al país", ha insistido Cameron. Pero las dudas sobre si esta formación se ha "desintoxicado" de las viejas divisiones aún persisten, a juzgar por un reciente sondeo.
La consulta, hecha recientemente por la firma Populus, señala que sólo un 28% de los votantes cree que éste es un partido distinto, frente al 68% que opina que no ha cambiado y que va mejor en las encuestas por el fracaso del Laborismo. Populus entrevistó a 1.010 adultos en todo el país entre el 2 y el 4 de octubre.
Tras la ratificación del Tratado de Lisboa por los irlandeses, el debate sobre Europa ha vuelto a los pasillos del Congreso, pues están los que quieren un referéndum sobre el acuerdo, aún si éste es aprobado por los 27 en 2010, y los que se oponen a una consulta. Ante las fuertes emociones que despierta el debate europeo, Cameron ha pasado casi de puntillas sobre el tema, se ha limitado a reiterar su promesa de que habrá un referéndum si el tratado no es ratificado por toda la Unión Europea en la primavera de 2010, para cuando puede haber un Gobierno conservador en el Reino Unido.
No ha querido decir, sin embargo, si convocará la consulta incluso si el acuerdo es ratificado por los 27, como piden insistentemente los euro-escépticos.
Para el ex diputado conservador Barry Legg, un Gobierno conservador debe respaldar un referéndum sea como sea. "Irlanda no nos ha salvado. La República Checa [que puede ratificar el acuerdo a finales de año] no nos salvará. Pido al Partido Conservador que actúe en favor del interés nacional. Debemos escuchar del liderazgo [la promesa de] que habrá un referéndum cuando sea elegido", afirmó Legg en Manchester.
Cameron ha argumentado que no quiere decir qué hará si el tratado es ratificado para cuando haya -posiblemente- un Gobierno tory porque no quiere influir o perjudicar el debate en la República Checa y Polonia, los dos países que aún no lo han aprobado.