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Haussler se convierte en héroe tras 150 kilómetros de escapada

El sprinter alemán Heinrich Haussler, del Cervélo, firmó una hazaña al ganar en solitario la etapa de media montaña disputada bajo un considerable aguacero entre Vittel y Colmar, de 200 kilómetros, tras la que el italiano Rinaldo Nocentini mantuvo un día más el maillot amarillo.

el 16 sep 2009 / 05:51 h.

El sprinter alemán Heinrich Haussler, del Cervélo, firmó una hazaña al ganar en solitario la etapa de media montaña disputada bajo un considerable aguacero entre Vittel y Colmar, de 200 kilómetros, tras la que el italiano Rinaldo Nocentini mantuvo un día más el maillot amarillo.

Cinco puertos de montaña en un perfil rompepiernas no fueron suficientes para generar espectáculo. Así que no es extraño que un sprinter aspirante a clasicómano como Haussler, fuera el encargado de lucirse, con todo el merecimiento del mundo y estrenar a sus 25 años su palmarés en el Tour de Francia.

Haussler entró en meta emocionado, llorando bajo la lluvia, con las manos tapándose la cara. Imagen que se trabajó después de 60 kilómetros finales pletóricos. La segunda plaza, a 4.13 minutos fue para el español Amets Txurruka (Euskaltel), en la tercera pasó el francés que ganó en Arcalís, Brice Feillu, a 6.12. El grupo de favoritos salvó "un día más", como dijo Contador en meta a 6.44 del ganador.

El noruego Hushovd (Cervélo) entró al frente del sprint rezagado y recuperó el maillot verde. "Me gusta este tiempo, me adapto muy bien a la lluvia", dijo el gigante del cuadro suizo.

Otro día con la general congelada. Hace una semana que no se mueve. Desde el ataque de Contador en Andorra. ¡¡Vaya semanita del Tour¡¡. Hasta que no llegue el final en alto en Verbier, mañana domingo, no hay previsión de cambios. Por lo tanto, Nocentini cumplió siete días de amarillo. Contador y Armstrong se mantuvieron en el podio de la general.

La etapa echó a andar en Vittel en un día de perros para un recorrido rompepiernas que incluía cinco puertos. Pero eso sí, con pinganillo. La UCI dio marcha atrás a su "firme" decisión experimental y los muchachos salieron con la garantía de recibir órdenes desde el coche del director.

Una jornada de frío y chubasquero, propicia para las escapadas y emboscadas que agarró el guión desde los primeros kilómetros, en los que se sucedieron los intentos. No cristalizó ninguno hasta el kilómetro 50, cuando pusieron asfalto de por medio Rubén Pérez, Heinrich Haussler y el ídolo del ciclismo francés, Sylvain Chavanel. El trío coronó el Col de Schlucht, con más de cinco minutos sobre el grupo del líder.

En la subida al Platzerwasel Rubén Pérez se descolgó de Haussler y Chavanel. En la cima el dúo pasó con tres minutos de adelanto sobre el grupo de los favoritos.

Hausssler se jugó el chásis en un descenso suicida que le permitió marcharse solo en busca de la meta de Colmar. Ya nadie le volvió a ver el pelo al alemán. Chavanel fue rebasado por Amets Txurruka por lo que el corredor del Euskaltel se convirtió en único perseguidor.

El alemán se vino arriba a falta de 20 kilómetros de meta, en la cima del Firstplan. Otro descenso, el último para Haussler, en una demostración que bien podría haber firmado un clasicómano. Valiente, ambicioso, desprovisto de chubasquero para lucir los colores del nuevo Cervélo. Tremendo Haussler, casi heroico. Entró llorando en Colmar, la última ciudad liberada por los franceses tras la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial. Esta vez las lágrimas de un alemán fueron de alegría.

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