-¿Hay algún síntoma que indique visos de recuperación en el sector de la construcción?
-Ninguno. No sólo eso, es que estamos peor que nunca y el camino por el que vamos es a peor.
-¿El sector ha tocado suelo?
-La cuestión es cuánto tiempo vamos a estar tocando suelo. No se remonta desde septiembre de 2007 y ningún indicador mejora.
-¿Cuál es el principal impedimento para que no se reactive de nuevo la actividad?
-Pues que no hay financiación, y sin ella, no se puede funcionar. La segunda parte es la inversión de las administraciones. En la construcción, a la restricción de los presupuestos de las comunidades autónomas y del Estado se suma la de la iniciativa privada. Lo poco que hay es público.
-¿La fórmula de colaboración público-privada en la obra pública es la solución más factible para que este tipo de inversión no se frene?
-Esa fórmula es una clara demostración de la falta de dinero de las administraciones. La cuestión es que las empresas están dispuestas a hacer esas obras pero se necesitan bancos que presten el apoyo. Esa colaboración es la única alternativa que se ha puesto sobre la mesa, pero aún no ha dado frutos claros porque termina siempre en los bancos.
-¿Como empresarios les convence esa opción?
-Como empresarios nos convence hacer una obra y que la administración nos la pague. Todo lo que sea hacer trabajos lo haremos, entendiendo que es una alternativa.
-¿Cómo es la situación que atraviesan las empresas en sus relaciones de pago con las administraciones?
-Mala. Depende del organismo, hay algunas que son peores que otras. Hay casos en los que no se paga desde marzo.
-¿Y la relación con la Consejería de Obras Públicas y Vivienda?
-Ahora mismo hay una falta absoluta de respuestas, que no de diálogo. La última reunión fue el 22 de noviembre y aún no hemos tenido respuesta. Además, los cambios permanentes de consejeros dan lugar a unos cambios en la dirección que no son buenos porque se replantean cuestiones y eso nos perjudica.
-¿Para cuándo confían en una vuelta a la normalidad, que no a las cifras anteriores a la crisis?
-Si el presidente del Gobierno dice que nos olvidemos del sector de la construcción, lo obvio es que seremos los últimos en salir de la crisis. No se entiende cómo con el empleo que hemos creado y el dinero invertido se puede dejar fuera a este sector. Con una nueva industria no se compensa ni el volumen de empleo ni de negocio de la construcción, puede ser una alternativa parcial de futuro. Además, mantenemos que hay demanda de vivienda tanto libre como de VPO, que si no se exterioriza, es porque no hay financiación porque para comprar hace falta un préstamo y las entidades financieras no lo dan.
-¿Cómo marcha el plan de VPO firmado con la Junta?
-El lunes pasado se reunió la comisión de seguimiento del Plan de Vivienda, cuyo balance ha sido la constitución de grupos de trabajo, un pobre resultado.
-¿Qué opciones tiene el sector de levantar cabeza?
-Ahora se hace hincapié en la rehabilitación y los alquileres, pero ni siquiera sobre los de opción a compra, sobre la base de que no hay interés en la compra de vivienda. Eso no es real.
-¿Cuál es el balance de 2010?
-Muchas empresas están cayendo en concurso de acreedores y hay débitos importantes de las administraciones que se traducen en que no pueden pagar a sus proveedores, lo que lleva a la conflictividad. El mayor agobio es no saber cuándo va a terminar esto.
-¿Cree que los potenciales compradores confían en que habrá más caídas de precios?
-Se ha manejado esa cuestión, pero no es real, al menos en lo que es la primera transacción del promotor, no hablo de a nivel particular. El promotor ha bajado precios incluso para entrar en el stock de viviendas que puso en marcha la Junta, que hemos pedido que prorrogue un año más. Del techo de 1.000 millones se han utilizado apenas 18.
-¿Qué hacer mientras tanto?
-Queremos aprovechar este tiempo para podar el exceso normativo que hay en materia urbanística y de vivienda y que suponen un impedimento empresarial. Los cambios normativos son ahora más importantes si cabe porque muchas normas son respuestas que se dictaron en un momento de bonanza. Como el sector entonces tenía una expansión exagerada, se dictaron unas normas intervencionistas para frenar esa situación. Ahora no hay que luchar contra la especulación, sino adaptar la normativa a la situación actual.
