La presencia de España en la Eurocopa de Fútbol quitó mucho público a los encuentros de SevillaFoto' 08, pero los grandes placeres casi siempre se disfrutan mejor en la intimidad. Así se desarrolló la cita con Ramón Masats (Caldes de Montbui, Barcelona, 1931), un maestro absoluto del arte de mirar.
"¿Qué coño hago yo aquí? ¿Qué puedo yo contarle a una generación de fotógrafos mucho más evolucionada que yo?", comentó Masats con buen humor. "Soy un garrulo, mi conocimiento de las cosas electrónicas es nulo, he sido muy mal estudiante y no voy a ponerme ahora a estudiar el internet, o el digital. Pero creo que en vuestra técnica, como en la mía, lo importante es el fotógrafo".
Con esta idea central quiso el artista catalán hilvanar una proyección de sus mejores trabajos, desde su etapa amateur -cuando, con veintipocos años, iba los domingos a capturar la realidad al mercado de Terrasa, a la Barceloneta y el Puerto- a su producción más reciente. Ésta es la historia también de su viaje desde el blanco negro al color. "Pérez Siquier hizo una progresión similar. Creo que ha sido bueno, y a veces no sé qué voy a hacer, por eso llevo películas de una cosa y de otra. Lo que nunca he podido hacer es simultanearlos, como esos fotógrafos cojonudos que hay por ahí", agregó.
Al hablar de su generación, en la que también podrían insertarse Oriol Maspons, Ricard Terré, Gabriél Cualladó, y Xavier Miserachs, Masats aseguró que "nunca jamás fuimos conscientes de que estábamos retratando una época. Es algo que nos vino sin darnos cuenta", añadió.
Gente corriente, bares, casas y calles de la vieja piel de toro de los años 50, mascotas al sol, fachadas encaladas y señoras de luto, trasmines de leña, vapores de gasógeno y efluvios de pescado, todas las sensaciones caben en el arte de Ramón Masats, testigo privilegiado de varias décadas de vida española. Ante unas imágenes de los Sanfermines, el fotógrafo desveló una de las claves de su faena: "Siempre me han gustado los tópicos, hay que enfrentarse a ellos e intentar a partir de ahí hacer algo distinto, me parece algo estimulante", explicó el barcelonés.
Cuando lo compararon con Camarón de la Isla por su carácter revolucionario y su afición flamenca, Masats replicó: "Agradezco la comparación, pero yo soy algo mayor. Para mí el gran cantaor era Terremoto", concluyó el fotógrafo.
