-¿Tiene alguna confianza en que la Cumbre de Copenhague llegue a un acuerdo positivo para frenar el calentamiento?
-Tras los primeros días parece que volvemos a los derroteros de Kioto y Bali. Estamos intentando resolver el problema de una forma economicista, únicamente poniendo millones de euros encima de la mesa y el problema trasciende mucho más allá.
-¿Llega España con los deberes hechos, como ha dicho el Ejecutivo de Zapatero?
-El Gobierno no ha cumplido. Somos líderes en materias renovables pero desgraciadamente, al lado del presidente siempre se sientan los vicepresidentes mientras que los ministros de Medio Ambiente están habitualmente al final de la mesa.
-¿Le duele que no se haya cumplido el pacto de Kioto?
-Me duele todo el planeta. Es la vida y es nuestro hogar. Más duele la falta de expectativas. Y de la Cumbre Copenhague me dolería que no se atacaran las causas del problema. Nuestro modo de vida es el que arruina el planeta, gastamos como su tuviéramos cuatro planetas a nuestra entera disposición. Hay que decirle a la población de todo el mundo que vienen malas noticias.
-¿Cómo habría que hacerlo entonces según usted?
-Todos los expertos que están estos días Dinamarca están analizando los efectos del calentamiento global en lugar de sus causas. Quemamos más de 12.000 toneladas de petróleo al año, muchas de ellas de origen fósil que es el más contamina.
-Pero ese combustible será necesario...
-Claro que es necesario, pero hay que saber qué hacer con la actividad industrial. El PIB contamina, dejemos de engañarnos. Hay que reconducir la forma de actividad económica como la conocemos hoy día. La alternativa al calentamiento de la tierra no está únicamente en el uso de energía renovables.
-¿Y eso cómo se hace?
-Habría que tener unos modelos de decrecimiento organizados, distribuyendo la riqueza y teniendo más trabajo manual con más dimensión humana. Si queremos ser serios, debemos plantearnos la vuelta a la época postindustrial.
-Pero eso sería rebajar considerablemente nuestro nivel de vida actual.
-Cambiaría nuestro estilo de forma sustancial, para qué vamos a engañarnos.
-Y las propuestas de su organización, ¿cómo afectarían al ciudadano de a pie en su día a día?
-Actualmente, un ser humano necesita 100 vatios al día para vivir en un estado denominado modo desnudo, es decir, sin nada. Y los europeos estamos actualmente gastando entre 5.000 y 6.000 diarios, 60 veces más de lo necesario. Lo hacemos porque la sociedad consume energía en favor del bienestar. En EEUU, el gasto por persona es 120 superior, son ferias ambulantes. Con este nivel agotamos el planeta. Hay que plantearse si podemos colocarnos por debajo del nivel de sostenibilidad del planeta, aunque para ello el esfuerzo social y humano tenga que ser impresionante. Desenchufar el cargador del teléfono por las noches y usar bombillas de bajo consumo es bueno, pero eso no lo es todo.
