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«Hay quien no entiende que esto es una decisión»

el 19 feb 2011 / 19:55 h.

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Eva María Viejo Díaz, 36 años y madre primeriza de un varón al que han puesto el nombre de Gonzalo, atiende a la periodista en la habitación del Virgen del Rocío mientras da de mamar a su pequeño. "Está ya acostumbrado a que no pare de hablar. No te preocupes". Esta ejecutiva de ventas de una cadena hotelera de ámbito internacional se ha pasado los últimos años viajando de un lado para otro. Al igual que su marido, empleado de la misma compañía. "En un mes podía estar en tres países diferentes de Latinoamérica: Perú, Chile, Argentina...", explica.

Cuando acabó la carrera, tenía claro que no quería dedicarse a "vender billetes de avión o tren detrás de un mostrador. Así que me tenía que plantear si quería ser madre o desarrollarme dentro de mi profesión". Y optó por lo segundo. Así estuvo varios años, danzando de un lado para otro. Hasta que, junto con su pareja, decidió que ya era el momento de ser madre. "Mi marido no quería restarme en mi carrera", aclara rauda. "Hay gente que no entiende que la decisión de retrasar la maternidad es personal. Yo hubiera querido ser madre antes pero también me preguntaba: ¿por qué no puedo escalar puestos dentro de mi profesión? Ahora tengo una posición dentro de la empresa en la que me puedo dedicar uno o dos años a criar a mi hijo.

He dejado el trabajo voluntariamente", relata. Eva María, de Mairena del Aljarafe, se ha pedido una excedencia de tres años -"después de esperar a tener un hijo no quería que me lo criaran otros", apostilla- y se ha venido a casa de sus padres, donde empezará la nueva aventura que le espera con la crianza de su pequeño. ¿Se habló dentro de la pareja de quién tomaba la decisión de dejar el trabajo? Responde sin titubeos: "Por supuesto, y mi puesto era más fácil de cubrir por la empresa. Para él era más complicado". Durante el primer año, el padre de Gonzalo estará yendo y viniendo a España por motivos de trabajo.

El sábado conoció por primera vez a su pequeño, que nació el pasado 15 de febrero y pesó 3,2 kilos. ¿Volver a Latinoamérica? "Ya hablaremos. Por ahora quiero que durante el primer trimestre de las vacunas esté en España".Eva María reconoce que en su entorno no ha faltado el que le recordara que se le "iba a pasar el arroz". Pero ella no se ha sentido "diferente" en ningún momento por el hecho de decidir ser madre a los 36 años. "Una de mis amigas decidió tener los hijos más joven y ahora ha retomado su carrera profesional. A otra la despidieron en el momento en el que se quedó embarazada. Estuvo dos años en paro, se sacó las oposiciones de enseñanza y ahora va a volver a ser madre. Y tengo otra amiga de mi misma edad que ahora ha empezado a buscar niños".Eva María cumple con todos los parámetros que dicen las estadísticas y estudios sociológicos: madurez, estabilidad profesional y muy concienciada durante el embarazo. De hecho, esta joven sevillana preguntó a su ginecólogo qué riesgos corría si se quedaba en estado a los 36 años. "Me dejaron claro que los problemas empiezan a partir de los 40. Me dieron muchas herramientas para tomar la decisión. Gracias a todos ellos he tenido un embarazo normal y un parto mejor que muchas primerizas jóvenes", presume. "No me siento diferente a otras madres", repite Eva María. Y tanto que no lo es. Con su hijo Gonzalo en brazos asegura: "Ya no sabría estar sin él". Eso es amor de madre. Y para ello no hay edad ideal.

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