Cultura

«He tomado todas las providencias para que nunca me den el Nobel»

El autor de 'La ciudad y los perros' ofició el pasado viernes como pregonero del Primer Aceite de Osuna. En esta entrevista, que reúne dos conversaciones que 'El Correo' sostuvo con el peruano, comenta temas tan diversos como la crisis, la política y la literatura.

el 15 sep 2009 / 18:25 h.

- Dicen que las crisis son muy creativas, ¿cabe esperar buenos tiempos al menos para la Literatura?

- Espero que sí, porque la literatura siempre se ha alimentado de los problemas, de las fracturas, de las crisis, de las grandes contiendas, así que esta experiencia grave que está viviendo el mundo entero va a tener efectos positivos en el campo de la creatividad. Dicen que nada estimula tanto la fantasía como los conflictos y la inseguridad, y estamos viviendo una época así. Esperamos que venga esa compensación.

- Usted no tardó en defender públicamente la candidatura de Obama a la presidencia de los Estados Unidos. Imagino que celebraría su victoria.

- Sí, desde luego que sí. Desde el principio pensé que era algo formidable para Estados Unidos, y ahora, después de haber visto la campaña que él ha llevado a cabo, sin ninguna duda. Creo que es muy importante que un negro llegue a la Casa Blanca como un enorme desagravio a un sector importantísimo de la población de Estados Unidos que tiene un pasado bastante trágico. Y por otra parte es importante que haya subido a la máxima magistratura alguien que es un intelectual, alguien que sale de una gran universidad, que ha hecho una campaña realmente de ideas, con un discurso muy coherente e integrador. Y otra cosa importante: jamás ha hecho victimismo, todo lo contrario.

- ¿Leyó sus libros? ¿Qué le parece como escritor?.

- Bueno, él ha publicado dos libros, he leído uno dedicado a la esperanza [The audacity of hope, La audacia de la esperanza], que es un libro autobiográfico, muy interesante, porque muestra el papel que ha jugado la voluntad, el esfuerzo en todos los logros que él ha alcanzado en su vida. Es realmente alguien que ha conseguido a través de sus propios méritos, partiendo de muy abajo, algo muy importante, desde estudiar en la mejor universidad de Estados Unidos hasta haber alcanzado un enorme éxito tanto profesional como político.

- Es curioso que un intelectual sea Presidente de los Estados Unidos, en un momento en que la intelectualidad norteamericana parece desmantelada. Quedan muy lejanos los tiempos en que los Mailer, Vidal, Chomsky, Sontag... ejercían influencia, creaban opinión.

- Los intelectuales norteamericanos han apoyado masivamente a Obama, pero es evidente que no están en la lucha política como en los años 40 o 50, entre otras razones porque no les hacen caso.

- García Márquez asegura que Fidel Castro es uno de los mejores lectores que ha conocido. ¿Usted se ha topado con otros políticos que sean buenos lectores?

- No he conocido muchos, yo creo que no abundan. Bueno, digamos que hay países donde hay una cierta tradición. En Europa, Francia: los políticos franceses se jactan todos de ser muy buenos lectores. Pero creo que la actividad política es tan absorbente, que no les deja mucho tiempo para la cultura, el saber desinteresado. Lo que me parece más importante en los políticos es la integridad, la honestidad, y la eficacia a la hora de gobernar. Si además de eso son buenos lectores, mejor.

- Sabemos los escritores franceses, alemanes y americanos que usted venera, pero, ¿y en Andalucía, hay algún escritor que haya sido determinante para usted?

- ¡Pero claro, qué ocurrencia! Yo admiro a muchos escritores andaluces, empezando por los grandes poetas. García Lorca, desde luego, pero quizás sobre todo Cernuda, Cernuda es un andaluz que además asumía con mucho orgullo -¿no es cierto?- sus orígenes, y para mí uno de los grandes poetas de nuestra lengua, uno de los más extraordinarios. Y ahora que estamos muy cerca de Córdoba, Góngora es para mí el más grande de los poetas de nuestra lengua, sin ninguna duda.

- Hablemos de usted. Recuerdo que José Donoso le retrataba en un libro como un escritor compulsivo, un verdadero grafómano. ¿Qué hace cuando no escribe?

- Bueno, leo [risas]. En este momento estoy leyendo un libro que acaba de salir de un historiador mexicano, Enrique Krauze, sobre un personaje que ahora está jugando un papel importantísimo en América Latina como es el comandante Chavez, el presidente de Venezuela. Se titula El poder y el delirio.

- Me pregunto si mantiene contacto con buenos escritores que empezaron con usted y se quedaron en el camino. Pienso, por ejemplo, en Luis Loayza.

- ¡Ah, Lucho! Es uno de esos casos de la literatura peruana que se desvanecen, quizá por un sentido de la autocrítica muy severo, en otros casos por vanidad, o por una inhibición que es muy peruana, porque para publicar debes tener cierto sentido del riesgo. Se podría escribir un ensayo muy bonito sobre escritores que fueron jóvenes príncipes pero no llegaron a reyes.

- ¿Le verán a usted como el cortesano que sí llegó a reinar?

- Quizá sí me vean así. O quizá digan: "publicó mucho, se corrompió; yo, en cambio, soy tan puro que he llegado hasta el silencio".

- Bicheando por internet he encontrado una vieja entrevista que usted le hizo en París a Borges. El argentino, como sabe, vivía esperando eternamente que le dieran el Nobel. ¿Acusa usted también ese síndrome de Estocolmo?

- Creo que a Borges no le importaba el Nobel, era una persona muy poco material. Nunca estuvo en esas querellas de grupos, vivía como en un mundo aparte. Era un hombre con una inmensa cultura libresca, y por otra parte con muy poca experiencia vital, con una gran ingenuidad. Creo que fue muy poco consciente de la importancia de su obra, por más que en su juventud, en aquellos movimientos vanguardistas, fuera un provocador, y algo de eso le quedó?

- ¿Pero espera la llamada de la Academia Sueca, o no?

- No me preocupa. Además, como liberal, he tomado todas las providencias necesarias para que no me lo den nunca [risas].

- ¿Ha recibido disculpas o arrepentimiento por parte de periodistas o intelectuales que le criticaron cuando optó a la presidencia del Perú?

- En absoluto, que yo sepa.

- Me refiero a los que defendieron a Fujimori y dijeron que era usted el malo.

- Me temo que todavía piensan que soy el malo [risas]

- ¿Vuelve Sendero Luminoso?

- No es propiamente Sendero. Cuando Sendero cae, con la detención de Abimael Guzmán, se desmorona toda la organización, que era muy vertical. Ahora lo que quedan son bandas, grupos armados, fuerzas de choque del narcotráfico, al que está muy vinculado. Las últimas emboscadas son de hecho operaciones para proteger zonas del narcotráfico. En este momento están muy aislados, ya no hay una organización política, sino criminal.

- Para terminar, sólo por curiosidad: ¿Sabe usted que existe en Sevilla un sex-shop para mujeres llamado Travesuras de la niña mala?

- Sí, yo lo descubrí en un viaje a Sevilla. Desde entonces tenemos unas muy buenas relaciones con las dueñas, que de cuando en cuando me mandan un recuerdo, digamos... picaresco.

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