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Heineken depura ya sus aguas tras tres años de vertidos en Torreblanca

La factoría de Heineken en Torreblanca ya ha conseguido limpiar prácticamente sus aguas, las mismas que desde 2006 vertía a un colector público sin depurar, con excesos de fósforo y nitrógeno. De este último gas aún se registran picos elevados, lo que hace que Junta y empresa sigan trabajando para reducirlos.

el 16 sep 2009 / 01:56 h.

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C. Rengel

La factoría de Heineken en Torreblanca ya ha conseguido limpiar prácticamente sus aguas, las mismas que desde 2006 vertía a un colector público sin depurar, con excesos de fósforo y nitrógeno. De este último gas aún se registran picos elevados, lo que hace que Junta y empresa sigan trabajando para reducirlos.

Según informa la delegada provincial de Medio Ambiente, Pilar Pérez, las últimas muestras desvelan que los niveles de fósforo de las aguas de la firma cervecera "están ya sistemáticamente por debajo de los límites autorizados, una vez sustituido al 100% el ácido fosfórico por el ácido sulfúrico"; ambos son usados para el tratamiento de alcoholes, pero con el cambio se logra una menor polución de las aguas. Además, añade Pérez, "la emisión de nitrógeno ha disminuido notablemente", pero aún se está trabajando en el asunto. "En este punto Heineken aún debe hacer algunas mejoras", puntualiza la delegada. La nueva planta depuradora de La Ranilla, inaugurada el pasado 27 de marzo por Emasesa, con una capacidad de tratamiento de 90.000 metros cúbicos de aguas residuales al día y que da cobertura a 400.000 personas y más de 4.500 empresas, ya está recibiendo las aguas tratadas de Heineken, "lo que permite, además, la depuración efectiva del nitrógeno y el fósforo". Así, aunque queden ciertos residuos "menores" en el agua, la nueva estación "logra que el líquido cumpla con los límites autorizados en materia de vertidos". Independientemente de que La Ranilla funcionase o no en estos momentos, el agua que sale de Heineken ahora "ya no causa daño ambiental y no está técnicamente contaminada", puntualiza Pérez.

Hasta llegar a este momento, en el que las aguas de la firma ya no son una amenaza ambiental, han pasado tres años. Fue en 2006 cuando la fábrica situada en Torreblanca, en suelos de la finca de La Caridad, comenzó a verter residuos industriales en un colector de la red municipal de aguas, sin que cumplieran con los niveles de depuración exigidos por Medio Ambiente; su excusa es que sí que cumplían con los requisitos de depuración planteados en la ordenanza municipal de Sevilla sobre residuos urbanos.

A ello se encomendaron los abogados de la empresa en los recursos que presentaron contra el expediente que les abrió la Junta por no cumplir con los parámetros de tratamiento de aguas que fija la norma regional para aguas residuales de procedencia industrial y también en sus alegatos contra los dos procesos judiciales que se abrieron en su contra. En 2008 se resolvieron ambos, uno de un juzgado sevillano y otro del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Los dos negaron a la multinacional que sus aguas fueran aptas para el vertido. Hace ahora cinco meses que la empresa, tras los dos reveses judiciales, se comprometió a descontaminar sus aguas.

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