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Helarte por el arte

Cualquier cosa que dé frío se mira en Sevilla con devoción, así que imagínese cómo se recibirá la exposición de la Plaza de San Francisco formada por la friolera (literalmente) de 52 frigoríficos del año de la pera.

el 06 sep 2010 / 20:49 h.

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Dicen los organizadores de esta rareza que en Cuba la nevera es uno más de la familia. En eso se parecen a los sevillanos. Aquí, el frigo es la madre que todo lo perdona, en dura pugna con el aire acondicionado. Será por esta similitud, será por hermanamiento en el calor o será por compasión, pero el caso es que al final la exposición no se ha montado en el Malecón sino en la Plaza de San Francisco, donde se inaugurará mañana. Y eso que es una ocurrencia cubana. Son 52 neveras viejas escacharradas y customizadas. Customizar es lo que le hacía usted al coche dirigido de los Reyes Magos cuando le metía un muñecote de plastilina en el cajetín de las pilas, con la diferencia de que usted se llevaba un sopapo en nombre de sus majestades (otros que también eran como de la familia) y hoy, quien lo hace, se lleva la admiración propia del artista. Porque eso es lo que son: artistas cubanos, reunidos bajo el nombre colectivo de Havana 7 (sic).

Observe, por ejemplo, la monería de ataúd. Quién le iba a decir a usted que su autor es nada más ni nada menos que Jorge Perugorría, el protagonista de Fresa y chocolate y de Guantanamera, entre otras varias películas de renombre. Aunque por mucha fama que tenga el interfecto, da la sensación de que esta creación suya va a provocar que más de un sevillano salga corriendo a tocar uno de los naranjos de la plaza. Aquí huele a muerto: es la nevera ideal para quienes pierden la memoria no bien introducen en el frigorífico la fiambrera con las sardinas, con su sal ya y todo; la misma fiambrera que acaba siendo descubierta al cabo de las semanas, oculta tras la cuña de queso rancio, gracias a la pestuza infame que inunda el barrio. Porque también las sardinas pueden ser como de la familia.

La pieza se titula Goodbye, Rocco (el nombre va inscrito en la corona de flores). Pero hay otras igual de epatantes o más, como la del morro del automóvil, con el curioso detalle de que aún funciona el aparato y hasta tiene lucecitas. Como anuncia su matrícula y su título, lo que lleva dentro es comida rápida, que es esa que le deja a uno la marca de las gomas quemadas en las arterias. Ha construido este frigocapó el profesor de arte Luis Enrique Camejo.

Se lo crea o no, esta exposición ha pasado ya por la Bienal de La Habana, el Grand Palais de París y la Triennale di Bovisa de Milán. De Sevilla irá a Barcelona, y luego continuará viaje rumbo a Japón y a los Estados Unidos. Lo que hace diferente la escala sevillana es que se trata de la primera vez que las neveras (los fríos, como les dicen en Cuba) se exponen al aire libre, si acaso fuese aire libre lo que circula en Sevilla por estas fechas. Todo proviene de la reciente Revolución Energética de aquel país, hará unos cinco años, cuando las autoridades ordenaron quitar de en medio todos estos cacharros que tanta energía consumían. Y de ahí le viene el nombre a la exposición callejera: Los Fríos, monstruos devoradores de energía.

Un corazón atravesado y repleto de bombones en su interior, un jardín vertical, una especie de caja de mago ensartada por remos... ¿Les pegarían un sopapo sus madres a estos Mario González Mayito, Roberto Fabelo, Roberto Diago, Eduardo Salazar Choco y demás, cuando rellenaban de plastilina sus coches dirigidos? Bueno, probablemente allí no los había; sólo neveras viejas. Imagínelo, no es difícil. Al fin y al cabo, los cubanos son para los españoles como de la familia.

De utilidad:
Qué: Los Fríos, monstruos devoradores de energía. Una exposición de neveras viejas convertidas en arte, tras dotarlas de una apariencia diferente y onírica.
Dónde: Plaza de San Francisco, tras el Ayuntamiento. Cuando: Del 8 al 10 de septiembre, de 10 a 22 horas.

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