Cada vez que comienzo a redactar una semblanza lo primero que busco son sus partidas de nacimiento y fallecimiento, entre otros importantes documentos. Luego, lo fundamental es su trayectoria artística, y en el caso que nos ocupa es preciso decir que sobre la carrera de La Cuenca hay una gran cantidad de información en los periódicos del país y de gran parte del extranjero al alcance de todo el que quiera investigar, aunque algunos estén patrimonializando este legado de una manera increíble.
Todo esto nos demuestra que La Cuenca fue una auténtica estrella del flamenco, una figura de una enorme dimensión. A la hora de buscar su partida de nacimiento en los registros de Málaga, el primer problema era que no se sabía con certeza el orden de sus apellidos, si era Cuenca Huertas o al contrario. En el Registro no aparece ninguna Trinidad Cuenca Huertas, salvo que esté en una de esas páginas verdaderamente ilegibles de las muchas que podemos encontrarnos. En ese caso, es imposible poder localizar a nadie. En cambio, aparece una Trinidad Huertas Cuenca nacida a las tres de la madrugada del 8 de mayo de 1857 en la calle Jinetes, 12. Era hija de José Huertas Flores, de Antequera -o de Campillo, según otros documentos- y de María Cuenca Fernández, de la barriada de El Palo.
Tanto por línea materna como por la paterna, sus abuelos eran de Antequera, Casabermeja y Algarrobo. ¿Habremos localizado a La Cuenca? Estoy totalmente seguro, porque su nombre era Trinidad Huertas Cuenca, que seguramente se hacía llamar Trinidad Cuenca por evitar confusiones con el gran guitarrista alicantino Trinidad Huertas, de Orihuela, donde nació en 1800.
Por tanto, si se llamaba de esta manera, es la única que aparece bautizada en Málaga con este nombre. No me cabe ninguna duda de que hemos localizado por fin su partida de nacimiento que, según una noticia hallada por José Luis Ortiz Nuevo en la prensa cubana, se despidió de este mundo en La Habana en 1890 con sólo 32 años. Esto lo damos por seguro mientras no aparezca una información que lo desmienta.
La Cuenca fue la primera mujer que se atrevió a bailar vestida de hombre, según parece. Fue de las más famosas de su tiempo y aportó algunas cosas al baile en la parte coreográfica, siendo, entre otras cosas, la primera que montó las famosas soleares del guitarrista almeriense Julián Arcas. Ojalá algún día aparezca una completa biografía sobre ella.
