No fue ni un sí, no fue un no, pero un sonriente Santiago Herrero revelaba ayer que medita presentar candidatura en las elecciones que se convocarán a la presidencia de la CEOE, que podría compaginar con la actual de la CEA, dado que no son incompatibles, o al menos así reza en los estatutos de la patronal andaluza, según explicaron fuentes empresariales.
En una rueda de prensa convocada con urgencia y con una carrera electoral que ya se presume dura y con no pocos contrincantes, Herrero matizó que aspirará al puesto que ocupa Gerardo Díaz Ferrán si las circunstancias lo permiten y aconsejan, según dijo textualmente. ¿Y cuáles son?
Primero, que reúna los apoyos necesarios para aspirar al sillón, para así no cosechar la derrota de 2007, cuando se lo disputó a Díaz Ferrán, quien fuera elegido como sucesor por José María Cuevas (ya fallecido). Segundo, que no se trate sólo de la elección de la persona que ocupará la presidencia, sino que se debata el “modelo” de la CEOE. Y, por último, que los comicios se desarrollen conforme a la letra de los estatutos de esta patronal y no se arbitren vericuetos que permitan volver a presentarse a Díaz Ferrán.
Ese tercer punto es de gran importancia. En la CEOE caben dos posibilidades para la elección del presidente. Por una parte, un proceso sucesorio, como el que en su día orquestó Cuevas para colocar a Díaz Ferrán, si el mandato no está agotado. En él media una dimisión o cese del presidente en cuestión, éste no podría siquiera presentarse y la decisión final recaería en la veintena de vicepresidentes de la patronal –y saldría de entre uno de ellos–. Por la otra, convocar unos comicios, donde la asamblea vota en pleno –sus sectoriales y territoriales– y sí cabría la posibilidad de que quien ocupa el máximo cargo plantee sobre la mesa su candidatura.
Y Herrero, con la mosca detrás de la oreja. Díaz Ferrán convocará elecciones anticipadas, aunque si éste opta finalmente por presentarse, aquél alzará la voz, puesto que, explicó el patrón andaluz, si se pretende resolver un problema –el aflorado en el seno de la CEOE tras quedar salpicada por los infortunios empresariales del actual presidente–, la solución no puede estar “en el mismo problema”. En otras palabras: Díaz Ferrán debe ser historia.
Con esta sentencia, el andaluz marcaba claras distancias con el presidente de la CEOE, con quien mantuvo discrepancias al ser designado por Cuevas y también por su gestión inicial, aunque después le declaró su lealtad institucional e incluso personal. Según Herrero, tal lealtad no se ha quebrado, pero las circunstancias han cambiado.
No en vano, reconoció “la complicada situación” por la que atraviesa la organización empresarial española, una situación que dijo no haber vivido en su dilatada experiencia interna en asociaciones patronales. Hay un problema, reiteró, en velada referencia a Díaz Ferrán.
Al ser preguntado sobre su derrota en la sucesión de 2007, Herrero consideró que no fue un fracaso, “pues el tiempo me ha dado la razón” sobre el debate que entonces quiso abrir respecto al modelo de la organización patronal. En suma, había dos posibilidades. Primera, un presidente profesional o técnico entregado a la CEOE y no a sus propias empresas. Sería la opción que encajaría con el patrón andaluz. Y segunda, un empresario con empresas, tipo Díaz Ferrán, cuyos problemas al final han contaminado la imagen de la organización.
Según fuentes empresariales, de los estatutos de la patronal andaluza se concluye que ser a la vez presidente de ésta y de la CEOE no es incompatible. Herrero podría compatibilizar ambos cargos llegado el caso. Y si renuncia a la regional, habría un proceso electoral para el tiempo de mandato no agotado. En marzo pasado, en su discurso al renovar en la CEA, sentenció: “Mi compromiso se extenderá a todo el periodo para el que he sido elegido”.
¿Cuál es el modelo de Herrero para la CEOE?
No tiene que ver, dijo, con la persona que ocupe la presidencia, aunque eso sí, en el caso de que Díaz Ferrán aspire otra vez a ella, será un acicate más para que él decida también hacerlo. Su visión habla de una patronal sustentada sobre la independencia política y económica de la organización y de sus representantes, y con ese ideal se presentó al proceso sucesorio de 2007.
“Quiero contribuir a ser una solución, no a crear un problema”, comentó al pronunciarse sobre la batalla, tanto sectorial como territorial, desatada por la presidencia de la CEOE.
No obstante, reconoció haber mantenido, “como todos [los posibles aspirantes]”, contactos para medir sus fuerzas en el seno de la patronal española, aunque no reveló sus cartas.
Herrero no cargó contra el actual presidente de la CEOE, y de hecho admitió que su gestión había superado sus “expectativas iniciales”, y consideró que la caída en desgracia de las empresas de Díaz Ferrán le puede ocurrir a cualquiera, pero cualquiera no puede liderar la patronal.
Independencia política. Se defendió, asimismo, de quienes lo vinculan a los socialistas y a la Junta de Andalucía y proclamó su independencia, al tiempo que dejó claro que su vida no se corresponde precisamente con los esquemas del PSOE. “Si unos me tildan de derecha y otros de izquierda, debe ser que soy independiente, que es lo que necesita la organización”.
