Recetas ya conocidas para bandear la crisis, pero énfasis en la urgencia de aplicarlas. Santiago Herrero insistió ayer en las reformas de mercado laboral, sistema educativo y Administración para evitar que, una vez pasado lo peor, Andalucía "se enquiste" en esa situación. Y un aviso. El cambio de modelo llevará su tiempo.
Nuevo cierre del curso. El Foro Innovatec, organizado por Cartuja 93 y Cajasol, escribió ayer el último capítulo de la temporada, y con ésta ya van ocho. El invitado, Santiago Herrero, presidente de la patronal andaluza, que, en una conferencia titulada La competitividad en la empresa de hoy, hizo un repaso -no podía ser de otra manera- por la situación de crisis económica con recetas para plantarle cara que ya son bien conocidas.
Una de ellas, la necesidad de acometer reformas. Herrero se apoyó en que cada vez son más las instituciones como el Banco de España, la OCDE o el BCE y los foros de expertos que las reclaman. Y es que, aunque España experimenta caídas del PIB inferiores a otros países, el varapalo sobre el mercado laboral es mucho más sangrante que el que sufren sus vecinos, ahondó.
Hay que mirar más allá de la crisis, vino a decir, porque cuando pase lo peor y la economía sienta alivio, "el diagnóstico seguirá siendo el mismo: el agotamiento del patrón de crecimiento y la necesidad de acometer seriamente reformas". Unos cambios que urgen porque "el peligro de la crisis es instalarse en ella".
Hay que reformar, reseñó, ante la falta de competitividad de la economía española, ya que "el partido se juega en una economía globalizada". Y para competir, toca reducir costes y aumentar la productividad, indicó. ¿Cómo hacerlo? Entre otras maneras, y junto al adelgazamiento y eficiencia de la Administración, mejoras en el sistema educativo, y la reiterada reforma laboral. Pero no entendida "como una disminución de los derechos de los trabajadores", sino que sirva para reforzar la capacidad de adaptación de empresas y plantillas y combine flexibilidad y seguridad.
Herrero, además, reiteró que el primer reto ha de ser "preservar lo que funciona y parar la caída", en referencia a la construcción y el turismo, los dos pilares de la economía andaluza. Así, incidió en no excluir los sectores tradicionales de los emergentes, ya que "los cambios no se improvisan de un día para otro" y requieren de una nueva estructura productiva. "Pretender imponer un modelo económico es algo ficticio", por lo que instó a "no sacrificar" sectores rentables.
Y otra advertencia. Las empresas ya trabajan en un mercado global por lo que si en un país encuentran mejores condiciones para desarrollar su actividad -léase bajo el prisma de pagar menos impuestos o escasas trabas burocráticas a las inversiones- acabarán por irse allí donde se encuentren más apoyadas.
Todo pasa por la empresa: la creación de empleo y de riqueza. De este modo, apuntó que debe ser considerada -y tratada- como la "tabla de salvación", por lo que demandó "respeto para su actividad, reglas de juego claras y estables, árbitros imparciales y un sector público que ofrezca más colaboración que competencia".
No olvidó que el gran problema de las empresas -la financiación y obtención de crédito- aún está lejos de normalizarse. Lo dijo en un auditorio en el que se encontraba Antonio Pulido, presidente de Cajasol, y presentador del conferenciante, quien en su intervención remarcó el compromiso de la entidad, "ahora más si cabe", con las empresas.
