Mal pintan las cosas para el Sevilla de Míchel y Del Nido, pese a que ayer jugara una excelente media hora inicial en la que generó ocasiones de sobra para encarrilar el partido. Negredo, que envió un remate al poste después de regatear al portero, estuvo en casi todas ellas, aunque la más clara cayó en pies de Navas y sabido es que el palaciego no es ducho en la materia de golear. Como no lo es Perotti, ni Reyes, ni Manu, así que como Negredo no tenga el día inspirado....
Ayer Míchel dejó fuera de la convocatoria a Babá, al que luego echaría de menos, pues el senegalés carece de muchas cosas pero gol es seguro que tiene mucho más que todos los antes citados, y volvió a poner de titular a Diego López, que hizo la estatua en los dos goles: vio pasar por encima el balón en el primero y no se atrevió a salir de los palos en el segundo, quizá temeroso de que le pitaran otra pena máxima y perdiera el puesto, como en Granada. El penalti a Joaquín lo hizo Fazio, y le costó la expulsión y al Sevilla, el partido.
Fue entonces cuando arreciaron los cánticos contra Del Nido, al que los Biris ya habían increpado en la primera parte, cuando el fútbol del Sevilla brilló a gran altura, cantándole lo que le cantaban los béticos a Lopera. “Hola, hola, hola, Don Manué”. La división entre los aficionados, cada vez menos, que acuden al Sánchez-Pizjuán es hoy por hoy un hecho irrefutable, como lo es que a Del Nido lo apoyó en la Junta de Accionistas más del 97% del accionariado. Ni Lopera tuvo tanto.