Hay un rincón del Porvenir donde estos días se trabaja a destajo. A puerta cerrada y con el único sonido de los sacos de caramelos cayendo en las bodegas, un grupo de trabajadores concluye la decoración de las 33 carrozas (14 nuevas) que conforman la comitiva del 5 de enero. Esta semana la tarea pasa por los nuevos tronos que Melchor, Gaspar y Baltasar ocuparán en su paseo por la ciudad. Dándole al pincel como el que más está Jesús Corral, responsable del diseño de las carrozas, que lanza este mensaje a los niños: Va todo muy adelantado. El trabajo está al 90%. Llega pues el momento de empezar a soñar en esta fábrica de la fantasía y la ilusión.
La visita lleva a reencontrarse con la infancia de sopetón. Esa misma infancia que inspira desde hace cuatro años las creaciones de Corral, un saltereño que aprendió el oficio de carrocero de su padre en los Reyes del pueblo. Una herencia que compagina con la que desempeña en esta embajada de Holanda en Sevilla. Siempre tuvo claro lo que quería y, con los años, cree haberlo conseguido: Me encontré con un cortejo monótono y oscuro. Le di mucho colorido, con purpurinas. Siempre he pretendido recuperar la ilusión y la fantasía de las cabalgatas de cuando éramos pequeños. Lo dice convencido y reconoce que se emociona cuando ve la alegría de los más pequeños. Me gusta y disfruto haciendo esto. Es un trabajo bonito, que te da muchas satisfacciones, pese a que también puedas tener malos ratos, confiesa mientras da instrucciones a María del Carmen, su mano derecha en esta factoría de las antiguas cocheras de Tussam.
María del Carmen aprovecha la luz natural del patio para repasar la ristra de abanicos. Es una de las novedades de este año en los tramos de beduinos. El objetivo es dotar de vistosidad a la comitiva como hace una década, añade Víctor De Padilla, director artístico de la cabalgata que promueve el Ateneo, y que echó a andar el uno de julio o, como bromean, el mismo siete de enero.
Mientras Corral hace de cicerone para explicar los detalles que se verán en la calle dentro de diez días, se ilumina el trono de la Estrella de la Ilusión. La prueba de estas luces led reclama la atención de todos: ¡Perfecto! Será un primor verlo cuando le caiga la noche al llegar al barrio de la Macarena, exclama De Padilla. Esta carroza tendrá alta densidad lumínica. No es por derrochar. Tiene sus razones: Es la que guía el camino de los Reyes Magos, apunta De Padilla, mientras Corral desgrana su diseño estrellado y fantástico en 360 grados con claro predomino de las tonalidades plata y azul, y el complemento de pequeños cristales escondidos que conformarán juegos de reflejos.
Los tronos de los Magos, aún desnudos de moldurones y otros elementos decorativos, retomarán la estética de hace veinte años. Dispondrán de dosel para destacar y enmarcar estas figuras principales, a la vez que ganarán un metro de altura. Los Reyes irán a 3,50 metros y se ha estrechado la parte superior de la carroza para otorgarles mayor verticalidad, detalla el autor de la obra. Eso sí, todo está más que medido para evitar posibles enganches con alumbrado o cableados. De Padilla insiste en que se ha analizado cada palmo del recorrido hasta tres veces en lo que va de mes para que nada impida que los más pequeños disfruten de este desfile de casi 3.000 personas.
Pero además de los tronos de los Reyes y la Estrella de la Ilusión hay otras diez carrozas de nueva confección. La mayoría ya están concluidas y con las primeras bolsas de caramelos que dispone el Ateneo (25 kilos por niño) en lo alto. Una de ellas es El Soldadito de Plomo, con payasos en movimiento que recrean este cuento clásico del que se cumplen 175 años de su publicación. El barquito de papel compite con la Nao Victoria que va en la llamada Reina de los navegantes del Guadalquivir. La carroza se justifica dentro de los actos del V centenario de la primera vuelta al mundo y estará capitaneada por la olímpica Blanca Manchón al frente de una tripulación de niños deportistas de vela, windsurf o piragüismo.
A falta de la entronización del Niño Jesús de la hermandad del Buen Fin el próximo día 3 por Juan Manuel Domínguez Lama, la carroza del Nacimiento aguarda su turno. En esta ocasión, el pesebre se ubica en un cortijo andaluz, con sus tinajas en los laterales. Los trogloditas con desafiantes dinosaurios, La isla del tesoro y con sus cofres de oro o el gélido Polo Norte-Polo Sur se completan con la temática de relatos clásicos en otras confecciones, como Aladino y la lámpara maravillosa que patrocina Lipasam.
Otra novedad que tomará las calles la próxima semana será la primera entrega de una trilogía que sobre las artes plantea el Ateneo. En esta ocasión, explica Corral, dispondremos de una carroza dedicada a la pintura con niños vestidos de pintores del siglo XVIII, con boinas.
Muy próxima a la puerta de salida se levanta un gran lazo rosa con el siguiente mensaje:Una esperanza, una vida. Es el guiño a los 60 años de la Asociación Española contra el cáncer. Queremos que la gente sepa que de esta enfermedad se sale, subraya Corral, mientras destapa la segunda tanda de carrozas, aquellas que ya disfrutamos el año pasado.
La primera, la más votada: la de la Policía Local con una matricula encriptada que sólo su autor conoce. Le siguen Camelott, que es la que lleva más niños (44) y la primera que se terminó hace meses; la Cenicienta, un clásico desde la primera edición en 1918; Las mil y una noches; El bosque animado; Hansel y Grettel, La Vuelta al Mundo o En el fondo del mar. De las civilizaciones repiten la Sevilla Romana, los Mayas, Egipto y el coche más veloz, el de Fernando Alonso, que ayer probaba su diminuto piloto en un ensayo puntuable. La famosa payasa Yupita vuelve con una nueva entrega, Los Martinitos, así como los clásicos personajes del Gran Visir, el Mago de la Ilusión y la Diosa Palas Atenea. Ahora solo queda contar las horas y cantar aquello de Olé, olé, Holanda... Holanda ya se ve, ya se ve...
