por Manuel de Luna
Tras el brutal maremágnum con el que se cerró la segunda temporada --un bombazo que reventó la mismísima sede de la CIA y se llevó por delante a centenares de personas--, por fin llega esta noche, en el canal de pago Fox, la tercera entrega de Homeland, catalogada como una de las mejores series de espías de la década. Una producción que triunfa, no solo en EEUU, sino también en España: es la serie estadounidense más vista en abierto, a través de Cuatro. Por cierto, la cadena de Mediaset tiene también tiene previsto ofrecer la nueva temporada este trimestre, aunque, como es habitual, no ha precisado las fechas. Pero el estreno en exclusiva es para la Fox, que presenta las nuevas peripecias del ambigüo sargento Brody y la bipolar agente Carrie cuatro días después de su gran estreno en EEUU: batió su récord de audiencia con casi dos millones de espectadores (todo un hito, si se tiene en cuenta que coincidió con el mediático final de Breaking Bad).
Basada en la serie original israelí Hatufim (Prisioneros de guerra), y protagonizada por una pareja de alto voltaje (los actores Damian Lewis y Claire Danes), Homeland narra el trepidante pulso entre un sargento que vuelve a EEUU como un héroe tras pasar varios años como prisionero de Al Qaeda, y una agente de la CIA, bipolar y obsesiva hasta rozar el desequilibrio mental, que sospecha que el militar es en realidad un terrorista infiltrado. Tras dos temporadas tensas, trepidantes y con brillantes giros argumentales, la tercera temporada llega hoy con la duda de saber quién puso la bomba en la sede de la CIA. ¿Fue Brody Quizá, pero parece demasiado obvio para el alto nivel de esta producción.
