Un momento del homenaje a Rico Lara en la Casa de la Provincia. / Manu R. R. (Atese)
El juez Manuel Rico Lara, fallecido el pasado mes de septiembre a los 82 años, fue ayer objeto de homenaje en un emotivo acto celebrado en la Casa de la Provincia, organizado por la Asociación Progreso y Democracia.
Dicho acto contó con la presencia de la viuda de Manuel Rico Lara, María Castelló, de sus hijos Ana y Ventura este último conocido como director de la Orquesta Barroca de Sevilla y también de su nieta, Irene Rico, de 12 años, que interpretó una pieza de Bach al cello en memoria de su abuelo.
Además de una proyección de imágenes que repasaron la trayectoria vital de Rico Lara, ponderaron la figura del juez el catedrático de Derecho Antonio Enrique Pérez Luño y el periodista Francisco Correal.
Ambos repasaron la brillante trayectoria del homenajeado, desde su primer destino judicial en Olvera (Cádiz) en 1957, hasta su definitiva llegada a Sevilla en 1975, pasando por las localidades conquenses de Huete y Priego, Santa Cruz de la Palma donde sustituyó al primer presidente de la Junta de Andalucía, Plácido Fernández Viagas, Torrelavega, Valdepeñas y San Sebastián. Un periplo largo y esforzado, en el que el juez desempeñó una labor pulcra, intachable, en defensa de la justicia.
Miembro del colectivo de Cuadernos de Roldán, Rico Lara fue recordado como una persona ilustrada, que fue víctima de la nueva inquisición, en alusión a la sucia campaña que contra él y otras personalidades públicas se proyectó a raíz del tristemente célebre caso Arny. Campaña a la que, según se subrayó, respondió sin embargo, a pesar de la injusticia, con una absoluta falta de rencor y una enorme dignidad, de acuerdo con su conocido buen talante.
Entre el numeroso público asistente se encontraban personalidades como la presidenta de la Asociación contra la Pena de Muerte, María Asunción Milá de Salinas; el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu; y el decano de Colegio de Abogados de Sevilla, José Joaquín Gallardo, así como numerosos ciudadanos que quisieron sumarse al tributo.
