Homenaje a un hombre bueno

La Puebla de los Infantes dedica una calle a Pedro Medina, maestro y ATS del municipio en la primera mitad del s.XX cuya huella perdura.

el 16 mar 2014 / 23:30 h.

puebla de los infantes No ostentó ningún alto cargo político ni dejó un legado en forma de obras faraónicas o herencias millonarias pero mencionar el nombre de Pedro Medina en La Puebla de los Infantes activa la emoción y gratitud de gran parte de los vecinos de este pueblo de menos de 2.000 habitantes muchos de los cuales aprendieron las primeras letras con él como maestro o les puso sus primeras inyecciones u ofreció los últimos cuidados paliativos a sus antepasados. Ayer, el alcalde de la localidad, Antonio Torres (IU), su viuda Concha y los ocho hijos y 19 nietos de Pedro Medina le rindieron un homenaje al descubrir una calle con su nombre como reconocimiento a un hombre esencialmente bueno, en el «buen sentido de la palabra» que Machado dio a este adjetivo. Nacido en Peñaflor en 1923, la desgracia de perder a su padre, Guardia Civil, siendo niño, llevó pronto a la familia a La Puebla de los Infantes, donde se casó, tuvo a sus tres hijas y cinco hijos y ejerció como maestro y ATS –las becas de huérfano de Guardia Civil le permitieron estudiar y con una familia tan extensa el pluriempleo era necesario– durante más de 20 años, hasta que se trasladó a la capital para dar también a sus hijos la oportunidad de estudiar, donde murió en 1974. «Yo estudié con él y nunca pegó a un alumno, ejerció una metodología docente comprensiva», recuerda su sobrino José María Soroche, biógrafo de Medina, cuyos pasos como maestro siguió, e impulsor de la iniciativa de ponerle una calle para la que recogió 300 firmas. «Era un mediador de conflictos», relata, y como ATS «no solo no cobraba a gente que no podía pagarle sino que incluso sin que se dieran cuenta dejaba a los enfermos una peseta en la almohada o les pagaba el pan cuando veía a familias numerosas pasar hambre. Tenía un sorprendente sentido de la solidaridad, era una ONG él solo», recuerda. En La Puebla reside una de sus hijas, Conchita, y otra, Josefita, aunque vive en Sevilla, va todos los fines de semana y fue la encargada de montar una exposición con fotografías de Medina y recortes de prensa de los artículos que escribió en la revista local en el casino que lleva su nombre, el Círculo Recreativo Pedro Medina que él mismo fundó y presidió durante años. «Todavía había mucha división entre los de derecha y los de izquierda y aunque querían montar un casino como lugar de reunión y para acoger actos, no se ponían de acuerdo y se lo encargaron a él porque era muy mediador», relata Josefita, que como sus hermanos fue en ese lugar donde vio por primera vez los programas infantiles de la tele porque «la primera tele del pueblo se compró allí». Para Josefita, lo más emocionante del reconocimiento de ayer es que sus hijos «vean más de cerca los valores que hemos transmitido en la familia, que son los que él y mi madre nos inculcaron. No eran de esa época. Entonces se llamaba a los padres de usted y mi padre era muy cercano, y muy social, un cristiano comprometido» subraya.

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