Cultura

“Hoy los jóvenes poetas quieren sonar como ingleses traducidos”

La autora sevillana Julia Uceda publica ‘Escritos en la corteza de los árboles’ en Vandalia.

el 22 oct 2013 / 23:30 h.

julia uceda Asus 88 años recién cumplidos, Julia Uceda ostenta una envidiable lucidez y un asombroso pulso como escritora. La prueba es su último poemario, Escritos en la corteza de los árboles, que acaba de ver la luz en la colección Vandalia de la Fundación Lara. “El último libro es siempre el que menos conozco, y el que menos me conoce”, explica la autora, para añadir que “un libro nunca te da certezas, solo cuando pasa el tiempo y lo relees te das cuenta de lo que has dicho”. En el prólogo que ella misma ha escrito para este libro, Uceda distingue entre escritores de versos, que transitan por caminos conocidos, y poetas, moradores de lo insondable. “En la posguerra, los que querían ser muy de izquierdas hablaban de la poesía como arma cargada de futuro, pero la poesía nunca puede ser un arma”, asevera. “Ahora también hay poesía social entre los jóvenes, pero siento que se ha perdido el sentido del ritmo del español. Muchos quieren sonar como poetas ingleses traducidos”, agrega. ¿Nada de la poesía social merece su aprobación? “Sí, la que era sincera. José Hierro, por ejemplo. Hablaba de lo que había vivido. Si con 17 años te meten en la cárcel, todo lo que dices después es verdad”, asegura la sevillana. El encuentro con la prensa transcurre sin prisa, pero la voz de Julia Uceda es firme, rotunda en todas sus respuestas. Es la voz de una poeta que desarrolló casi toda su obra en los márgenes, sin lucir nunca en los círculos de poder literario, hasta que en 2003 recibió el premio Nacional de Poesía por su antología En el viento, hacia el mar. Después de vivir muchos años en Estados Unidos, ahora sigue llevando vida apartada en un pueblo de Galicia. “El reconocimiento te agrada, pero nunca me ha preocupado en absoluto. Si estás entre mucha gente, tarde o temprano tienes presiones”, dice. Su desconfianza hacia la vertiente más panfletaria de la poesía no le hace perder la fe en la fuerza transformadora de las palabras, pero sin ingenuidades: “Para cambiar algo social y políticamente, lo que sirve es el valor, la ética y el no dejarse manipular. Que respondas con la verdad, que no aceptes lo que te den a cambio de un poco de simpatía”, afirma. “La palabra es un vehículo para todo, pero hay que saber emplearla”, prosigue. “Si lees a Hesíodo, a cualquiera de los maestros griegos, te das cuenta de que ellos son los que encuentran las palabras. Los nombres de los dioses que ellos inventaron todavía siguen vigentes, nombran enfermedades, planetas que se van descubriendo... Sorprende que veintitantos siglos antes de Cristo, esas personas ya hubieran vivido todo lo que estamos viviendo nosotros ahora. Hay que acudir a aquellos mayores, en ellos encontraréis el camino. Siempre releo, una vez al año o cada dos años, a estos escritores”, comenta la autora de Poemas de Cherry Lane. En los clásicos reconoce Julia Uceda el valor supremo de la palabra: “Si no existe la palabra chaqueta, no existe la chaqueta. La palabra descubre las cosas. Un ser humano no sabe lo que es sin el lenguaje, ¿cómo explicaría al médico qué es lo que le duele?”. Pero eso no quiere decir que cualquier palabra genere por sí sola poesía. Uceda lo explica con humor: “Hubo una época en que todos los poetas escribían versos a su mujer embarazada. ¡Pero chico, cuéntame todo eso tomando un café, no escribiendo un libro! Todo eso no tiene nada de extraordinario, ha ocurrido siempre”, dice la autora. ¿Y cuáles son las cosas extraordinarias que reserva la poesía de Julia Uceda? Desde preguntas sobre el lugar del que venimos antes de nacer –“nunca me interesó el futuro, que ya vendría, sino el pasado”–, a versos irónicos sobre los rastafaris –“una manera de parecer pobre siendo rico, una hipocresía”–, pasando por la anécdota de una amiga que devora un chorizo de Sevilla en París, y que le lleva a la conclusión de que “somos quienes quisimos ser”. Experiencias vividas y mundos posibles, lecturas y álbumes virtuales donde vamos pegando todos los sonidos, las imágenes y las emociones que nos atraviesan, de eso y de muchas cosas más está hecha la poesía de Julia Uceda, una autora que no rehuye los encuentros en las redes sociales, aunque encuentra en ellas “otro tipo de desconcierto, sobre todo en facebook”, afirma. Sobre la normalización de la mujer en el ámbito poético, apostilla: “Queda camino por recorrer, para la sociedad y para la propia mujer. A veces nuestras peores enemigas somos nosotras mismas”.

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