El canario Rubén Castro celebrará hoy una efeméride en su carrera. El 25 de febrero de 2001, hace ya 10 años, el '24' del Betis debutaba en Primera con la camiseta de Las Palmas y en La Rosaleda de Málaga. Rubén Castro Martín (Las Palmas, 27 de junio de 1981) fue un tipo precoz desde que se enfundó la camiseta del conjunto de su ciudad natal cuando apenas era un adolescente.
En 2001, Sergio Kresic era el entrenador de una UD que caminaba por la zona media de Primera y se resistía a abandonar el vetusto Insular, aún en pie a causa de la disputas urbanísticas. El 25 de febrero, y ante la plaga de ausencias, el croata decidió convocar a un artillero que firmaba auténticas diabluras en el filial.
Su debut fue anecdótico. Las Palmas igualaba en el 89' ante el Málaga de Joaquín Peiró y Kresic decidió que el canterano saltase al césped para arañar segundos al crono. El destino quiso que el malaguista Larrainzar I anotara en la siguiente acción el 2-1 definitivo. Nada más reanudarse el juego, Iturralde González señaló el final. "No ha sido mi mejor debut, espero que mi carrera sea más afortunada", dijo en su primera entrevista como profesional.
Desde entonces, Rubén militó en hasta cuatro clubes diferentes en Primera: Albacete, Deportivo -en dos fases-, Racing y Gimnástic. La singladura más productiva se produjo en Tarragona, donde en apenas una vuelta disputó 20 encuentros, anotó 4 goles y se erigió en el ídolo de un Nou Estadi que gracias a él soñó con la salvación. El canario no disputa un partido en la primera categoría del fútbol nacional desde mayo de 2008. Fue el día 3 en Zaragoza. En Segunda sí ha explotado.
Primero fue el pilar en el que se sustentó el exitoso debut de la SD Huesca en Segunda en la 08-09. Aterrizaba en El Alcoraz como cedido por el Dépor y con el crédito en números rojos. Allí resucitó. Anotó 14 goles, jugó 41 partidos y gozó de la confianza de Antonio Calderón, técnico azulgrana, durante 3.563 minutos, la cifra más alta de la plantilla.
Y su consagración definitiva se demoró un ejercicio más. Fue en Vallecas donde aquel menudo mediapunta, exigido por Pepe Mel para reforzar su Rayito, explotó. Fue titular en los 42 partidos de Liga, no rotó ni en la Copa e igualó su mejor cifra goleadora, 14 dianas.
Maleficio
Y fue en el pasado estío cuando ordenó su maleta y decidió viajar a Sevilla, donde fichó por un Betis que entonces agonizaba en el capítulo institucional. La entidad de La Palmera desembolsó 1,5 millones para contratar al jugador distinto que había pedido Pepe Mel.
Y antes de que la crisis estallara en Heliópolis, el 24 había sido el referente del Betis. Es pichichi y en la lista general se bate en combate con Geijo, del Granada. Se ha clavado en los 14 y enlaza 5 jornadas sin marcar, pero ya amenaza con volver. ¿Será el Albacete su víctima?
