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Hozar el osar

Los antiguos romanos aprovechaban el excelente olfato de los cerdos y su gusto justificado por las trufas para, controlándolos mediante una argolla en el hocico, sacar a la luz el rico manjar que crece bajo la tierra.

el 15 sep 2009 / 17:09 h.

Los antiguos romanos aprovechaban el excelente olfato de los cerdos y su gusto justificado por las trufas para, controlándolos mediante una argolla en el hocico, sacar a la luz el rico manjar que crece bajo la tierra. Pero nunca los dejaban solos para que a su antojo escarbaran la tierra, por los daños que producían en las cosechas y porque el éxito de su hozar sólo conduce al destrozo, especialmente si se produce en un cementerio.

Mover la boca para anunciar medidas llamativas sin aventurar las consecuencias es un atrevimiento que emplean demasiados personajes en la vida pública española, ya sean de un signo o de otro, o de cualquier color político, porque la tontería y la osadía fecundan en cualquier campo sin necesidad de fertilizantes ideológicos, religiosos o de profesión.

Remover la tierra es costumbre y razón para plantar cultivos que den sus frutos, pero removerla sin justificación, cuando ese terreno es infértil y sobre él han crecido dos generaciones, sólo conduce a debilitar los cimientos sobre los que se han asentado quienes crecieron con la voluntad de futuro, asentando bien los pies en la tierra. Buscar las razones de una guerra es una pérdida de tiempo, porque no hay nunca motivos racionales que la justifiquen, y aún menos cuando se trata de hermanos. Agregar a la búsqueda la razón de una dictadura sólo en los camposantos es como querer ver la mitad de la vida con un solo ojo. Sólo los miopes pueden hacerlo de esa manera, perdiendo el contorno de los objetos y la claridad que ofrece la verdad.

Los afanes de notoriedad individualistas no pueden arremeter contra el sentido común de la sociedad, ni anteponerse a los derechos de los propios familiares de los asesinados en una guerra, sean estos poetas, fontaneros, curas, empresarios o trabajadores. Salvo que detrás de esta artimaña se esconda el interés torticero de mezclar churras con merinas, dictaduras con ideologías, pasado con presente, para quitar legitimidad a una derecha ideológica que no tiene genes de franquismo, porque ese afán podría también levantar el contrario sobre la misma injusticia. Dicen los viejos que en este país hubo una guerra, pero yo sólo he visto gente que vive en libertad. Sin ira.

Consultor de comunicación

isidro@cuberos.com

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