Cultura

IAPH: 25 años guardando nuestro patrimonio

El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico nació en 1989 con la misión de velar la herencia patrimonial de la región. Desde entonces ha intervenido en más de 12.000 bienes, ha dado el salto a los yacimientos subacuáticos y se ha lanzado a buscar nuevas fuentes de financiación.

el 13 jul 2014 / 11:00 h.

15916927 La medida del tiempo es algo relativo, especialmente cuando se proyecta sobre el patrimonio histórico. En esta escala, 25 años pueden ser un lapso fugaz que no deja mella en bienes artísticos, o una eternidad capaz de deteriorar y condenar al olvido edificios, esculturas o lienzos. Pero un cuarto de siglo también puede dar para mucho, especialmente en lo referido a la conservación y difusión de nuestra herencia histórica. Precisamente, el pasado mes de junio se cumplió el 25 aniversario de la creación del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), una institución que a fuerza de constancia, esfuerzo y profesionalización ha demostrado ser una herramienta capaz de salvar el símbolo de una ciudad entera, como es elGiraldillo, desenmascarar a los cazatesoros delOdyssey o sacar brillo a auténticas joyas de la imaginería religiosa. Trazar un recorrido por la trayectoria de este centro es hacer una andadura por el progreso en patrimonio cultural de los últimos cinco lustros. De hecho, desde que nació, el IAPH hizo gala de su capacidad de trabajo, como se demostró con la elección de su propia sede, cuando en 1992 se instaló en el Monasterio de Santa María de las Cuevas, tras acometer un proyecto del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra que convirtió las antiguas estancias monacales en talleres de restauración y laboratorios de análisis aplicados. Desde entonces, por estas instalaciones, que lindan con otras instituciones como elCentroAndaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) o la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), han pasado centenares de piezas de referencia del patrimonio andaluz, procedentes de las ocho provincias. En concreto, el IAPH ha intervenido en más de 12.000 bienes del patrimonio histórico mueble e inmueble. Además, su Centro de Documentación y Estudios ha registrado una ingente cantidad de bienes culturales, gracias a la cual es posible el acceso en línea a la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, que ofrece información de 25.000 bienes inmuebles y 70.000 muebles, 41.500 referencias bibliográficas y 15.000 imágenes, además de 4.500 bienes georreferenciados, o 1.200 recursos electrónicos a través de su web. En la actualidad, estas instalaciones cuentan con seis talleres de restauración –pintura, tejido, escultura, documento gráfico, platería y patrimonio arqueológico–, además de su taller de proyectos de intervención en bienes inmuebles, y seis laboratorios de análisis –examen por imagen, química, biología, geología, física y paleobiología–. Pero además de las tareas de restauración, el instituto ha cobrado también un relevante papel de asistencia en el sector patrimonial, ayudando a universidades, investigadores y empresas interesadas en este sector, y apoyando a las administraciones en la tutela de los bienes. Han pasado 25 años desde que estas y otras necesidades llevaron a la Junta de Andalucía a impulsar su creación. Hoy, el contexto económico ha cambiado mucho, pero el centro continúa con su labor, gracias a la búsqueda de colaboraciones entre administraciones diversas y agentes privados. No en vano, el IAPH recibió este año seis millones de euros de presupuesto autonómico, pero logró captar otros por sus propios medios dos millones a través de otras vías. «Desde que atravesamos esta situación económica, estamos procurando ser más competitivo y obtener fuentes financieras por otras vías, a través de proyectos de innovación e investigación que hemos presentado a convocatorias competitivas, programas europeos que pueden suponer una aportación extra al instituto», explica el director de la institución, Román Fernández-Baca, que considera que el futuro del IAPH pasa por «seguir progresando en valores basados en el conocimiento, la especialización y la experiencia». El resultado de esta política, hasta ahora, ha dado sus frutos. Desde 1989, elIAPH, hoy convertido jurídicamente en una agencia pública –lo que le otorga una mayor independencia y agilidad en el funcionamiento–, ha sabido ganarse un espacio en el reconocimiento de la comunidad científica, tanto nacional como internacional. Prueba de ello, son varias distinciones que avalan la andadura de la institución en estas dos décadas, entre ellos, el Premio AR&PA 2012, otorgado por la Junta de Castilla-León, el Premio de la Real Fundación de Toledo en 2007, en reconocimiento a su labor de defensa del patrimonio, y el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales en 2006, entre otras distinciones, como la más reciente, el Premio Hispania Nostra 2014 por el Proyecto de Intervención Paisajística en la Ensenada de Bolonia. Pero el instituto tiene otra faceta menos conocida, la de ser un motor de desarrollo científico y tecnológico, con nuevos productos y servicios, que se ofertan a la sociedad. Precisamente en este año, en que se celebra el 25 aniversario, el IAPH indaga en nuevas líneas de trabajo como el estudio de los patrimonios más frágiles y menos conocidos, para su preservación –patrimonio industrial, inmaterial, arqueológico subacuático–, el avance en la relación del patrimonio con su territorio –estudio de los «paisajes culturales»– y el apoyo a jóvenes desempleados con formación especializada en patrimonio –plan de estancias y servicio de orientación laboral–, entre otros proyectos. La labor del centro se extiende incluso a los fondos marinos. Consciente de que la tutela de esos yacimientos requería de técnicas e instalaciones específicas, en 1997 creó el Centro de Arqueología Subacuática, con sede en el antiguo Balneario de la Palma de Cádiz. Esta institución saltó a los titulares gracias al decisivo papel que desempeñó con la crisis delOdyssey, cuando esta empresa expolió la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes, asegurando que se trataba de un pecio británico. «Es un hijo del IAPH y es de los pocos que existen de su naturaleza en España», destaca el director, que subraya su importante desempeño en la inscripción y protección de 56 zonas arqueológicas subacuáticas, para evitar los expolios». Además de su colaboración en la batalla legal contra Odyssey, ayudando a demostrar, en el juicio que se celebró enFlorida, que se trataba de un buque español hundido, este centro ha despuntado en la difusión de este patrimonio, mediante organización de exposiciones, como la celebrada enCádiz de Naufragios de Trafalgar, en 2005. El repaso por los hitos del IAPH sería casi interminable, pero como asegura su director, los mejores retos «están por llegar». Y es que, aunque esta institución ha tenido por misión mimar nuestro pasado, mantiene la vista siempre puesta en el futuro, actualizando sus técnicas, buscando nuevas fórmulas de financiación y, sobre todo, devolviendo el esplendor a nuestro patrimonio. Ahora se afana en la iglesia del Santo Cristo de la Salud de Málaga o en el Salón Rico de Medina Azahara. El futuro, como en estos 25 años, pasa por mirar al pasado.

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