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"Iba descalza, pisé charcos de sangre pero no pensé en un atentado"

Es la mujer de la buena fortuna. Hace tres años salió ilesa de un accidente de helicóptero en la plaza de toros de Móstoles. Y ayer pudo contar cómo vivió una cadena de atentados con más de un centenar de víctimas mortales en India de la que escapó sin un rasguño.

el 15 sep 2009 / 19:01 h.

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Es la mujer de la buena fortuna. Hace tres años salió ilesa de un accidente de helicóptero en la plaza de toros de Móstoles. En 2006 presenció en directo desde Tel Aviv, donde estaba de visita oficial, el estallido de la violencia que terminó en una guerra entre Israel y Líbano. Y ayer pudo contar cómo vivió una cadena de atentados con más de un centenar de víctimas mortales en India del que escapó sin un rasguño.

La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, relató ayer a su regreso de Bombay que nunca pensó estar viviendo un atentado terrorista. "Sólo cuando aquello se convirtió en una ráfaga de metralleta pude prestar atención a lo que estaba sucediendo", declaró la líder popular.

Aguirre llegó a la sede de la Presidencia regional madrileña pasadas las 11.20 de la mañana, después de que su avión hubiera aterrizado casi una hora y media antes en Barajas procedente de Zúrich, a donde había viajado a toda prisa desde Bombay. A su llegada al aeropuerto fue recibida por su marido y sus hijos y pudo hablar con su madre de esta experiencia, de cuyo peligro no fue consciente hasta que leyó la prensa internacional.

Con buen aspecto, aunque sin haberse cambiado de ropa en 24 horas, Aguirre fue recibida en la sede del Gobierno por sus consejeros con besos y abrazos. La presidenta explicó que hacia las 21.45 hora local, la delegación madrileña llegó al hotel Oberoi donde "todos" pasaron por el arco de seguridad y fueron recibidos por el personal con el tradicional "punto rojo en la frente, el collar de pétalos de rosa" y un zumo.

En el vestíbulo, coincidió con el alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá, que no formaba parte de la delegación, pero estaba allí para repatriar el cadáver de un hermano, fallecido el día anterior. La presidenta, amiga de Foxá desde la infancia, explicó que escuchaba el "dramático relato" del alcalde cuando percibió "un ruido de cristales que caían del techo" que se tornó en "una ráfaga de metralleta, un tiroteo continuo, seguido de una gran confusión entre el personal que corría en medio de gritos y empujones". "Yo iba descalza -dijo-, pisé bastantes charcos de sangre". Aun así, no pensó en un atentado. El alcalde y ella se refugiaron detrás del mostrador de la recepción del hotel.

Pasaron un par de minutos. Dos minutos de pleno caos, de disparos y gritos. Y de cristales enteros que saltaban por los aires. "Todo fue muy rápido, pero allí no se movía nadie", recordó Aguirre. Escaparon por la cocina del hotel y de allí pudieron acceder a la calle.

Pero el peor momento que vivió la presidenta fue cuando su coche quedó atrapado en un atasco cerca del aeropuerto de Bombay porque acababa de explotar un coche-bomba y pensó: "Aquí nos hemos quedado y encima, no estamos libres de que haya otra bomba". La presidenta logró finalmente tomar un avión hacia Zúrich y fue entonces cuando se calzó los zapatos de tacón que ayer lucía en Madrid encima de unos calcetines que se puso en Suiza porque "había -6 grados".

Tras la rueda de prensa de ayer, sólo quería "dormir un poquito" y descansar aunque apuntó con ironía que "cuando se acerque el final de noviembre o el mes de diciembre pienso poner en casa un antideslizante en la ducha" pues en esta época tuvo lugar su accidente de helicóptero con Rajoy hace tres años.

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