De oposición a gobierno. Transcurridos cinco meses desde la toma de posesión del alcalde, se puede ya plantear un ejercicio de imaginación. ¿Qué ocurriría si Juan Ignacio Zoido estuviera en la oposición y el regidor encarara como lo está haciendo el actual gobierno algunos de los debates claves para la ciudad? Probablemente, acusaría al gobierno de dilatar con sus dudas y su falta de claridad el proyecto de Ikea y le instaría a resolverlo de forma inmediata para aclarar si la inversión se puede o no quedar en la ciudad. Posiblemente, reprocharía al gobierno su falta de planificación para el casco histórico y la ausencia de un modelo de movilidad claro para resolver los problemas de tráfico. Quizás, denunciara que el Consistorio está engañando a los ciudadanos al decir que hay una rebaja de impuestos, cuando realmente no la hay en las ordenanzas de 2012, y está desatendiendo las demandas de los agentes sociales al no incluir apenas modificaciones en su proyecto tras los informes de patronal, sindicatos y empresarios. Pero Zoido está en el gobierno, y estas tres cuestiones están en sus manos. No dependen ni del pasado, ni de otras administraciones. Y en los tres casos, los problemas que atraviesa el Consistorio vienen precedidos de declaraciones en las que el PP anunció soluciones rápidas y sencillas para asuntos más que complejos.
Ikea. La operación de San Nicolás Oeste, donde está proyectado Ikea, nunca fue sencilla. En ella participan los 16 propietarios del suelo, dispuestos a urbanizar los terrenos pagando hasta 66 millones de euros, para conseguir una operación de venta por un importe muy superior. Y, por otro lado, la propia firma sueca que quiere construir una gran superficie comercial para reducir la inversión necesaria en hacer su tienda. El Ayuntamiento es el responsable de velar por la legalidad de la operación. Durante años se le han dado facilidades a este negocio, y la respuesta de Ikea fue el proyecto que se presentó a principios de año, al que no están dispuestos a renunciar. Un diseño ilegal, que los ténicos, no el gobierno anterior, pararon. Zoido llegó anunciando que lo desbloquearía de forma inmediata, pero la realidad es que no puede sin rebasar los límites legales, pedir permiso a la Junta y asumir que el PP, en menos de un año ha quebrantado el PGOU fruto del consenso. La aprobación del Plan Parcial parece más una maniobra de dilación. Retrasar la decisión definitiva para evitar que Ikea se vaya a otro sitio o al menos apurar hasta marzo de 2012 –las autonómicas–. La prueba es que se tramita con la exigencia de hacer la SE-35 –para la que no hay dinero en las arcas municipales–, sin cerrar un acuerdo con Ikea y con un cronograma de plazos para ejecutar el proyecto tan largo como aparentemente inviable: para acabar en 2016 debe culminarse la tramitación del expediente este año.
Centro. Durante cuatro años Zoido denunció que el anterior gobierno dirigía el tráfico del Centro de la ciudad a golpe de improvisaciones, y que hacía falta una planificación. Sin embargo, desde la derogación del Plan Centro se han sucedido las medidas, los anuncios y las declaraciones deslabazadas que han conformado una sucesión de parches. El resultado es que el casco histórico retrocede a pasos forzados a la situación que tenía hace cuatro años. Y ésta no era buena. Porque así lo dicen todos los estudios sobre ordenación del territorio, movilidad y sostenibilidad que se han hecho en la ciudad. Incluido el Plan General de Ordenación Urbanística. Por mucho que se rastree en todos estos informes técnicos no hay alusión alguna a la implantación de zona azul en el casco histórico, a construir un parking en la Alameda, a llevar las grandes líneas de Tussam al Centro o a permitir la libre circulación. Al PP no le gustaba lo que había, y a la mayoría de los ciudadanos, a juzgar por las urnas, tampoco. ¿Pero cuál es la alternativa?
Ordenanzas. Y quedan los impuestos. Zoido llegó anunciando una rebaja fiscal, y presentó sus primeras ordenanzas defendiendo que había cumplido una promesa. Pero la realidad no es esa. Los ciudadanos van a pagar en 2012 lo mismo que el año pasado. Sólo que los propietarios de un coche pagarán dos euros menos y los de una moto, pagarán una cifra simbólica más; quienes abran una negocio de hasta 500 metros cuadrados no tendrán que abonar tasas y todos los propietarios de viviendas verán cómo se encarecen los recibos de la basura. La anunciada, y temeraria, gran rebaja fiscal no ha llegado. El modelo no ha gustado ni a patronal, ni a sindicatos ni a consumidores y sus propuestas, aunque el PP diga lo contrario, han sido tan desatendidas como lo fueron muchas veces en el anterior mandato.
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