Dos escoltas de una empresa de seguridad privada resultaron ilesos la madrugada de ayer tras haber sido tiroteado su coche en el municipio cántabro de Castro Urdiales. El incidente, cuyas circunstancias todavía se están investigando, se produjo sobre las 5.45 horas, en la calle Ocharan Mazas de la localidad cántabra.
Fuentes de la investigación indicaron que estas dos personas trabajaban habitualmente en Vizcaya, uno protege a un concejal de Trápaga y el otro, a un edil de Sestao. En el lugar del suceso se han recogido castillos del calibre nueve milímetros parabéllum.
La Delegación del Gobierno asegura que todavía se están analizando las circunstancias del incidente y que, por el momento, no se descarta ninguna hipótesis.
No obstante, la Guardia Civil informó ayer por la tarde que baraja el móvil "sentimental" como causa más probable del tiroteo, y descartaron que el tiroteo sea un atentado terrorista. En sus primeras declaraciones a la Guardia Civil los escoltas relataron que una persona disparó contra su coche cuando salían del garaje de la vivienda donde reside uno de ellos, y también aseguraron que uno de los dos repelió la agresión y efectuó varios disparos con su arma profesional. El Instituto Armado también confirmó durante la jornada de ayer que sólo uno de los escoltas iba armado, y que se encontraron en el lugar de los hechos media docena de casquillos del calibre nueve milímetros parabellum pertenecientes a dos pistolas diferentes, y han contado hasta cuatro impactos de bala en el automóvil.
Por último, el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, dijo ayer que el tiroteo no parece haber sido obra de ETA sino que "tiene pinta de delincuencia común".