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Ilusionar

Ya sé que aquí tengo que escribir sobre Sevilla pero para vencer la tentación caigo en ella con todo placer para celebrar el triunfo de Obama. Si me gusta Obama, y me gusta, es sobre todo porque ha sabido dar esperanza a los americanos, porque ha sabido estimular su autoestima después de ocho años...

el 15 sep 2009 / 17:57 h.

Ya sé que aquí tengo que escribir sobre Sevilla pero para vencer la tentación caigo en ella con todo placer para celebrar el triunfo de Obama. Si me gusta Obama, y me gusta, es sobre todo porque ha sabido dar esperanza a los americanos, porque ha sabido estimular su autoestima después de ocho años perdiéndola; porque en su "Yes we can" está resumido su discurso de estímulo y de llamada a todos a participar en la tarea de trabajar para mejorar las cosas.

Podemos, decía Obama, y los americanos se lo fueron creyendo, y ahora, una vez ganadas las elecciones, en la noche de Chicago ante miles de ciudadanos felices, tuvo el coraje de llamarles a la responsabilidad y la decencia de avisarles de que en alguna ocasión les decepcionará. Pero les pidió que no se rindan, porque lo que hay que hacer necesita tiempo y que nadie pierda la esperanza.

Nunca ha estado de más estimular la esperanza. Por ahí me gustaría que fueran los políticos sevillanos. En esta ciudad los ciudadanos que se ilusionan es porque quieren, pero no porque sus políticos sepan encontrar la manera de hacer esas llamadas a todos para hacer ciudad entre todos, para mejorar entre todos, para construir el futuro entre todos y no enfrentarnos de manera, a veces irreparable, partidos contra partidos, incluso partidos entre sí, contagiando esas divisiones a una sociedad que se aleja de la política y se instala en el desafecto a quienes, trabajando como lo hacen al servicio de la gente, no es lo peor que cometan errores, sino que sepan ilusionar a los ciudadanos en la tarea de mejorar las cosas.

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