Ayer le pregunté a Soledad Ruiz, directora del Instituto de la Mujer de la Junta de Andalucía, con qué animo reúne alguien a todo su equipo, en una mañana como la de ayer, cuando ya se sabía que hasta cuatro mujeres habían fallecido el día anterior, a manos de sus parejas. No vaciló. Hay que seguir luchando. Te puede durar un minuto la sensación de fracaso, pero hay que continuar. Cierto es que uno se pregunta en qué nos estaremos equivocando, para que esta lacra no cese. Podemos repetir hasta la saciedad el número 016, ése que hay que utilizar cuando se detecta una situación delicada para alguna persona. Debemos concienciar a la población de que no se puede mirar hacia otro lado, porque entonces nos convertiríamos en cómplices. Pero hay que actuar. Me formulo la siguiente pregunta, poco correcta en un estado de derecho: ¿por qué cuando alguien asesina a su pareja, y se reconoce culpable, se le sigue llamando presunto asesino? Me lo expliquen, pero por sentido común. No por razones jurídicas.
