El ex presidente del Gobierno, Felipe González, no tenía previsto ni ir ni intervenir en el acto, pero terminó, como es su estilo, acaparando titulares. Tomó el papel de gurú de la economía mundial para hacer una oscura reflexión sobre el devenir de la crisis. Es positivo, dijo, que se haya evitado "que la crisis se convierta en una recesión mundial que nos lleve a la depresión", como en 1929 o después de la II Guerra Mundial, pero alertó de los males por venir. Es "tremendamente erróneo" no encarar reformas profundas en el sistema bancario para evitar futuros hundimientos.
"Si esta crisis es de verdad de cambio de civilización, si es el fracaso del sistema financiero de los últimos 20 años que ha ejercido como un casino mundial sin reglas, estamos a punto de repetir el modelo, estamos incubando la misma basura que nos ha llevado a la crisis", denunció. A su juicio, los bancos han recibido ayudas de "todos" los Gobiernos pero siguen aplicando sus mismas normas. Más allá de los paraísos fiscales o de los bonus, el mal procede del modelo de banca. "Si no se cambia, estaremos igual dentro de siete u ocho años". "Reformemos la banca y no nos escapemos con discursos morales", animó.
