Inés Rosales y Castilleja de la Cuesta forman un binomio histórico e inseparable, pese a los 20 años que hace que su fábrica se trasladó a Huévar del Aljarafe y los que hace que dejó de tener despacho en su calle Real. Pero siguen unidas, como se puede ver en cada una de las 350.000 tortas que cada día salen de la fábrica y que se reparten por consumidores de todo el mundo.
La intención de que la empresa regrese de un modo u otro a su origen, a Castilleja, ha ido creciendo desde que comenzaron los actos del centenario en 2010. "Hicimos un ofrecimiento al pueblo para ser cofundadores de una escuela de formación permanente de labradoras y liadoras, en la que nosotros aportaríamos la maquinaria y las monitoras. Para ello solicitamos a la Junta un taller de empleo del que esperamos una resolución", explicó Juan Moreno, presidente de Inés Rosales.Esta resolución que según el alcalde, Manuel Benítez (PSOE), estará en breve, va a posibilitar, según reseñó, "la formación de un personal cualificado, sobre todo mujeres, que necesitan las industrias de repostería. Él -por Moreno- me ha garantizado que el 100% de las personas que se formen van a tener trabajo".El regidor reconoce que si Castilleja es conocida en todo el mundo "es por las tortas de Inés Rosales, por eso mi intención es que de una forma u otra vuelva a Castilleja". Y no lo hará sólo a través de esa escuela ni de la rotonda de la calle Real, que la empresa ha costeado y que aún no está inaugurada oficialmente."Nuestra idea es, a lo largo de 2011-2012, volver a montar un despacho en Castilleja de la Cuesta, amplio, que englobaría todos los valores de la cultura mediterránea", afirmó Moreno. El proyecto ya está en marcha y la empresa tiene previsto solicitar la licencia de apertura al Ayuntamiento tras el verano. Y estará, como ha estado siempre, en la calle Real.La cultura mediterránea se plasmará en los productos nuevos en los que el aceite de oliva es un ingrediente esencial. Pero no será sólo mostrador, aunque también. "La idea es crear un centro de interpretación de la torta de aceite", explicó el presidente de la empresa, que añadió que, en el establecimiento, además de las tortas de aceite, se venderán productos que actualmente no se comercializan, como las tortas saladas con romero y tomillo, y las de naranja, además del resto de productos que fabrica Inés Rosales: los más tradicionales, como tortas de polvorón y cortadillos, además de roscos, hojaldres de miel, pestiños, magdalenas, bizcochos...
Si este proyecto piloto de centro de interpretación de la alimentación saludable funciona, Moreno apuntaba que "lo trasladaríamos a otras ciudades".
Pero no queda ahí el regreso. El Ayuntamiento ha ofrecido a Inés Rosales suelo para que instale en el municipio algunos de sus proyectos. Y está en estudio. "Hay que ver las posibilidades de que alguna actividad fabril o de desarrollo de producto, que tendría más sentido, se instale aquí", reconoció Moreno.
En principio, la empresa se plantea instalar algo que no conlleve la duplicación de actividad, de ahí que tendría sentido que en Castilleja de la Cuesta se instalara "un centro de desarrollo de nuevos productos", explicó. Pero, no parece inminente: "Exigiría una apuesta de la administración, también por la necesidad de financiación".La fábrica seguirá en Huévar, pero de una u otra forma vuelve a su origen. A Castilleja de la Cuesta desde donde hace un siglo empezó a abrirse al mundo la genuina torta de aceite.