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Ingresa en prisión el acusado de siete casos de abuso sexual contra niñas

Un joven de 21 años ha ingresado en prisión por agredir sexualmente a siete niñas de entre diez y quince años, a las que asaltaba por la mañana, antes de que entraran al colegio. Al principio las acariciaba, pero los últimos casos acabaron en violación.

el 14 sep 2009 / 20:28 h.

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Un joven de 21 años ha ingresado en prisión por agredir sexualmente a siete niñas de entre diez y quince años, a las que asaltaba por la mañana, antes de que entraran al colegio. Al principio las acariciaba, pero los últimos casos acabaron en violación. Ya había sido detenido dos veces por otros nueve abusos.

Giosue E.B., nacido en Suiza pero de padres españoles y vecino de Los Pajaritos, fue detenido por la Policía Nacional acusado de atacar a una chica en su mismo barrio y a otras seis entre Nervión y Sevilla Este; en este último caso, los ataques se produjeron en La Moraleja, una zona de casitas cercana al muro que separa el barrio de la SE-30, donde hay descampados que el joven pudo aprovechar para cometer sus agresiones.

Siempre actuaba por la mañana temprano, al parecer cuando salía de trabajar como vigilante de un aparcamiento a las siete de la mañana. Elegía a sus víctimas al azar: no las conocía, ni las seguía para conocer sus costumbres, sólo acechaba hasta que aparecía una niña pequeña, se aseguraba de que estuviera sola y la amenazaba con un cúter para obligarla a cumplir sus deseos.

Varias pequeñas fueron asaltadas cuando iban al colegio o al instituto, otras cuando iban a comprar el pan o a sacar a pasear al perro. En los tres primeros casos cometió abusos, acariciando a las menores y obligándolas a que lo acariciaran a él, pero a partir de entonces fue endureciendo sus ataques. En algunos casos se produjeron agresiones sexuales completas, según explicó la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Occidental.

Las chicas tuvieron dificultades para identificarlo, porque actuaba con la cara tapada con una braga o pasamontañas que le cubría hasta la nariz, siempre de color rojo o naranja. Fue el único cambio en su forma de actuar después de haber sido detenido el año pasado por otras ocho agresiones a menores y el pasado mayo por un noveno ataque. De hecho, a los investigadores de la Policía Nacional, que también lo habían arrestado las dos veces anteriores, les sorprendió saber que ya no estaba encarcelado.

Las víctimas coincidieron en describir a un joven con un piercing en la ceja izquierda, las uñas mordidas y sucias y una vestimenta determinada. La Policía mantuvo alerta a los agentes encargados de la vigilancia en el entorno de los centros escolares de las zonas en las que actuaba durante semanas, sin éxito.

Tiene un hijo. Pero la última víctima sí pudo aportar datos más concretos sobre su aspecto físico, que permitieron a la Policía relacionar al violador con los nueve casos por los que había sido detenido en las dos ocasiones anteriores, en los que había actuado de una forma muy similar. Los investigadores intentaron entonces localizarlo en su domicilio, y al no encontrarlo establecieron ese mismo día un triple dispositivo de vigilancia en su trabajo, la casa de sus padres y el domicilio de su novia, con la que tenía un hijo.

El joven llevaba una vida aparentemente normal, y su entorno no sospechaba de sus actividades delictivas. Fue al llegar a casa de su pareja, sobre las once de la mañana del pasado viernes, donde el acusado fue finalmente detenido. El juzgado autorizó el registro de su vivienda, donde durante el fin de semana se localizaron varias prendas de ropa que coincidían con las descritas por las víctimas. El joven fue puesto a disposición del juez, que ordenó su ingreso en prisión.

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