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Injusto, innoble, innecesario

Hoy se cumplen cinco años desde que Estados Unidos iniciara la invasión de Irak para combatir el llamado "eje del mal" en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron, ni existieron como hubo de reconocer públicamente la administración Bush.

el 15 sep 2009 / 02:01 h.

Hoy se cumplen cinco años desde que Estados Unidos iniciara la invasión de Irak para combatir el llamado "eje del mal" en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron, ni existieron como hubo de reconocer públicamente la administración Bush. Cuatro días antes de aquel 20 de marzo de 2003, George Bush, Tony Blair y José María Aznar escenificaron su alianza en las Azores, justificando e impulsando una guerra que cinco años después se ha revelado como una auténtica masacre con más de 150.000 muertos, 80.000 de ellos civiles iraquíes y más de 4.000 soldados estadounidenses. Durante este tiempo, la administración Bush ha intentado transmitir a los ojos de la opinión pública mundial una serie de mentiras de Estado cuyo objetivo ha sido ocultar una realidad sangrante que en España supuso el mayor error cometido por el Partido Popular en su etapa de Gobierno. En estos años, desde que Bush ordenó la invasión, se han practicado torturas y violaciones de los derechos humanos, Al Qaeda ha intensificado su actuación; el poder en la calle está en manos de insurgentes chiíes pro-iraníes que no dejan de armarse. El país está roto con más de cuatro millones de exiliados; el gasto se ha disparado a más de dos billones de euros y el precio del barril de brent ha pasado de 28 dólares a 105. Cinco años después, José María Aznar se atreve a decir que la situación en el país invadido "no es idílica pero es muy buena". Y no tiene reparos al asegurar que "volvería a actuar en Irak" como lo hizo, alegando que la gente "puede ahora participar en elecciones y hablar libremente". Tal es su persistencia en el error, como la de George Bush, que ayer lamentó las muertes pero calificó la intervención de "justa, noble y necesaria", cuando la catastrófica realidad demuestra todo lo contrario: una guerra injusta, innoble e innecesaria.

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