Economía

Inmobiliarios a la fuerza

La promotora de Torneo Parque Empresarial pasa en su integridad al Banco Pastor tras la salida de la familia Vilaplana. Cajasol se quedó con Boreal, Cajasur recibió la "herencia" de "Sandokán" y asumió las morosas filiales de Tremón. Inmobiliarios muy a su pesar.

el 15 sep 2009 / 18:16 h.

La promotora de Torneo Parque Empresarial pasa en su integridad al Banco Pastor tras la salida de la familia Vilaplana. Cajasol se quedó con Boreal, Cajasur recibió la "herencia" de "Sandokán" y asumió las morosas filiales de Tremón. Inmobiliarios muy a su pesar.

Banco Pastor se ha quedado con la totalidad de la promotora inmobiliaria Vilamar Gestión, cuyo buque insignia es el parque empresarial Torneo, tras comprar a la familia sevillana Vilaplana el paquete de acciones (68% de la sociedad) que no controlaba. Y aunque su caso es muy distinto a los de otras empresas del ladrillo que, ahogadas por el endeudamiento, han pasado a manos de entidades financieras, a nadie se le escapa que tal operación aflora en unos momentos de especial dificultad para este negocio.

Es distinto pues Vilamar Gestión arroja beneficios -17 millones de euros en 2007- y tiene vendido el 95% del complejo de Torneo y 5 de los 8 edificios del parque empresarial Royal -en Sevilla Este-, aunque le quedan por construir los otros tres y los bloques de oficinas previstos junto al centro comercial Los Arcos, en los terrenos de la antigua nave de exposición de Porcelanosa y de la gasolinera anexa, según explicaron fuentes oficiales del banco de origen gallego.

Si todo va bien, el porqué de esta operación -adelantada ayer por los diarios ABC y Expansión- estriba en las necesidades financieras "del resto de los negocios de la familia Vilamar", indicaron fuentes del sector bancario. ¿Cuáles? Los patrimoniales, esto es, la tenencia y explotación de oficinas y aparcamientos para alquiler, que es la actividad tradicional de los Vilamar y la que, a la larga, deja dinero seguro -el arrendamiento, ingreso garantizado-. Y los empresarios, ¿qué dicen?

Miguel Vilaplana, hasta ahora presidente de Vilamar Gestión, indicó ayer, en declaraciones a este periódico, que "(nuestros negocios) van bien, pero esperaremos a que escampe el temporal para idear más proyectos, y seguro los habrá". Tras admitir los estragos de la crisis en la rama inmobiliaria, en la que se llevan "veintitantos meses sin colocar nada", Vilaplana precisa que "la mejor solución que hemos encontrado, tanto para nosotros como para Banco Pastror, ha sido la de vender (las acciones de la familia)". "Tal y como están las cosas en este sector, nosotros estamos magníficos, de verdad, y yo estoy tranquilo".

Desde el Pastor concretaron que la negociación se inició antes del verano, y que fueron los Vilaplana los que ofertaron al banco otro porcentaje accionarial, a lo que éste respondió que sólo aceptaría el 100%. Las fuentes declinaron especificar el desembolso, y el que no impacte sobremanera en sus cuentas da fe el hecho de que ni siquiera enviara ayer un comunicado oficial a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como sería obligado al ser una cotizada (esto es, está en bolsa).

"No se trata de un marrón. Es un buen negocio", dijeron en el banco gallego, si bien precisaron que lo suyo es la actividad financiera, no la inmobiliaria. Léase, que hubieran preferido no asumir una promotora que, tal y como están las cosas con los ladrillos, resta imagen a la entidad. Eso sí, los proyectos previstos en Royal y los suelos de Porcelanosa "van a seguir adelante, aunque quizás en este último caso el ritmo sea más lento".

Qué remedio. La de Vilamar por parte del Pastor ni ha sido la primera ni la única inmobiliaria que ha pasado a manos de la banca y sin que ésta quisiera, pero qué remedio. A nivel nacional, el caso más sonado fue el de la catalana Colonial, que, hasta el invierno pasado, tenía el empresario sevillano Luis Portillo como presidente y mayor accionista. Los contratos de financiación de éste y otros de sus socios en la empresa hicieron que media docena de entidades, como La Caixa y el Popular a la cabeza, ejecutaran las deudas y tuvieran que asumir su propiedad y las riendas. Amplia repercusión para Sevilla, puesto que la mayor reserva de suelos de Colonial está en Dos Hermanas, en concreto en Entrenúcleos.

Pero más cerquita, por cuanto afecta a entidades con sede social en Andalucía, Cajasol se vio obligada a tomar, junto con Caixa Galicia, la totalidad de Boreal, de la que salió la constructora sevillana Azagra, que consiguió así un balón de oxígeno financiero. En cambio, la caja presidida por Antonio Pulido logró soltar lastre inmobiliario en fechas recientes tras vender su participación en Novaindes (40% del capital).

Y Cajasur. Mientras, y ya en Córdoba, Cajasur, al margen de asumir gran parte de los negocios inmobiliarios ideados por el empresario Sandokan (Rafael Gómez) en las sociedades que compartían -y entre ellos, las viviendas que conforman las Torres Hércules, en Sevilla-, se vio en la necesidad -u obligación- de adquirir, por casi 20 millones de euros, dos de las firmas (Construcciones y Obras Tremsur y Sermansur) que contaba con el grupo Tremón, de fallida salida a bolsa.

Sin Vilamar, que tuvo la valentía de proyectar el parque Torneo y regenerar la zona Norte de Sevilla, Miguel Vilaplana -que fue Gaspar en la Cabalgata de Reyes hispalense y famoso es su sempiterno pañuelo en la solapa- pierde brío en la sociedad sevillana.

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