La empresa pública Aljarafesa suministra desde el lunes agua de su red al municipio de Gerena, que hasta ahora se venía abasteciendo de los pozos del acuífero Niebla-Posadas. Sus vecinos, entre satisfechos y desconfiados, reciben el agua clara con la que esperan ahorrarse un dinerito en la compra de garrafas.
"Ya no trae el olor a cloro que tenía antes y sabe bien", afirmaba gratamente sorprendido con un vaso en la mano Manuel, un trabajador del campo que llegaba a mediodía a su vivienda de Gerena. Y es que el pasado lunes Aljarafesa comenzó a abastecer al municipio desde su red de suministro, sustituyendo así al agua procedente del acuífero Niebla-Posadas, del que siempre se había aprovisionado este pueblo del Corredor de la Plata.
El problema de los vecinos no sólo llegaba a la hora de beber, porque la mayoría compraba garrafas o, como en el caso de Manuel, la traía del manantial de su huerta, sino que también lo sufrían en los electrodomésticos. "Al termo cada dos por tres hay que quitarle la cal porque se obstruye y deja de funcionar", comentó. Y en cuanto al sabor, "tenía mucha cal y como si fuera tierra, además de la cantidad de cloro que le echaban", según describía de manera bastante gráfica este vecino.
Aljarafesa avisó de que, en los primeros momentos podría estar turbia o con un sabor extraño, pero Manuel aseguró que la notó "rara" cuando se duchó por la mañana pero que luego ya sabía "bien". Sin embargo, esa nitidez hacía dudar a un grupo de vecinas, Nati, Encarna y Ana, de que ya hubiera llegado el agua desde la nueva red.
"¿Seguro que ya están las conducciones?, porque si decían que el agua iba a salir turbia y está clara, a lo mejor es que sigue siendo la de siempre", manifestó este grupo de amigas que a las puertas de sus viviendas charlaban sobre la novedad. También se quejaba de que "no se ha avisado al pueblo" y de que "desde hace años" estaban "pagando el agua, y a un alto precio, a Aljarafesa", cuando lo que hacían era beber de los pozos, al tiempo que subrayaban: "Tememos que ahora nos vuelvan a subir la tarifa". En este sentido, Ana se lamentaba: "Si al menos puedo dejar de comprar las garrafas, vale, pero lo que temo es que tendremos que seguir haciéndolo y que además nos cueste más cara".
En los mismos términos se expresó Encarna. "Para beber compro agua", aseveraba, al tiempo que llenaba una jarra en su patio para comprobar que estaba perfectamente clara. "Quizá todavía no le ha dado tiempo de llegar al pueblo desde las tuberías de Olivares", interpretaba.
Las vecinas se remitieron a la frutería de atrás, La Lonja: "Que te cuenten la cantidad de garrafas que venden todos los días". En la tienda, Paco, su propietario, precisó que a la semana vende unas 60 garrafas porque "todo el mundo compra". Por eso mostró su temor de que con la llegada del nuevo agua a los grifos del pueblo merme en parte su venta. "Venderé menos garrafas, aunque hay gente que está acostumbrada a beber agua embotellada y la seguirá comprando", vaticinaba. Del mismo modo opinaba Felisa, que, como Paco, estaba enterada de la nueva noticia, "porque mi marido lo leyó en el periódico del hogar del pensionista".
Y es que para la mayoría de los vecinos de los pueblos de Sevilla es algo habitual beber del grifo con absoluta garantía, pero para los vecinos de Gerena era hasta ahora un lujo que desde hace una semana ya se pueden permitir.
