Diez de la mañana. Un día cualquiera, en una sucursal cualquiera de un banco cualquiera. Los clientes guardan cola ante las ventanillas en silencio, con cierta "sumisión" ante los "poderosos" de quienes depende su crédito, con los que tienen deudas pendientes o ante los que sienten que deben pedir permiso para sacar su propio dinero.
Y de repente, un grupo de artistas flamencos toma el poder con su cante y su baile. Tras la sorpresa inicial comienzan las carreras a los despachos, las llamadas por teléfono a la Policía sin saber muy bien qué denunciar, los intentos de echarlos. Los "intocables" de repente se sienten "frágiles" solo porque el arte, en este caso el jondo, se ha convertido en una herramienta para la "insumisión".
Hace ya cuatro años, tras la caída del banco estadounidense Lehman Brothers que marcó el inicio de la crisis, un grupo de artistas flamencos de compañías y espectáculos diferentes pero con unas inquietudes comunes decidieron formar un colectivo para denunciar, primero, "una situación que entonces aún se ocultaba y desenmascarar a sus culpables", y después para animar a la gente "a movilizarse y tomar la iniciativa" frente a lo que consideran "un robo".
Así nació Flo 6x8 que, desde entonces, ha desarrollado más de cuarenta acciones sorpresa, con el flamenco como referencia, en bancos de Sevilla, Madrid, Barcelona o Granada. La seguiriya de la dación en pago, los Fandangos al poder del 15M , la rumba catalana Esto no es crisis, se llama capitalismo o las bulerías Bankia, pulmones o branquias (dedicadas a Rato) son algunos de sus grandes éxitos, cuyos vídeos arrasan en youtube y en las redes sociales.
El último, las bulerías sobre el caso Bankia grabado en una sucursal sevillana de Caja Madrid, lleva 630.608 reproducciones en youtube. Hace una semana grabaron una road movie por varias entidades que difundirán en breve y ya preparan la próxima.
En Flo 6x8 nadie usa su verdadero nombra. Eleurito hace las veces de productor. La Niña Ninja, Paca La Monea, Donna o Chari-Li son algunas de las bailaoras que están en el proyecto desde el principio. Reconocen que cada actuación es un "subidón de adrenalina" porque mientras en un escenario hay una separación del público y "la gente sabe que va a ver un espectáculo", en los bancos las reacciones son inesperadas y "hay que improvisar".
Los clientes, cuenta La Niña Ninja, reaccionan primero con sorpresa "o incluso miedo" pero luego "se ríen y acaban jaleándote y aplaudiendo". Entre los trabajadores "algunos ni levantan la cabeza, hacen como si no estuviera pasando", cuenta Paca La Monea. Donna relata que en una ocasión "no estaba el director de la sucursal y las dos empleadas se pusieron muy nerviosas, a gritar que nos fuéramos, llamaron a todo el mundo y nos encerraron.
Llegó el director, preguntó qué pasaba y cuando le dijeron que estábamos cantando y bailando, preguntó ‘¿Y qué más?, ¿No han hecho nada? Pues abrid y que se vayan". Hay directores que "van corriendo a su despacho a llamar y tú hablas con el cuerpo, los sigues y los roneas. Te sientes poderosa de ver que se sienten frágiles en el sitio de los intocables", dice Paca La Monea. Es su objetivo.
Usar su arte como herramienta de insumisión porque "eso de que el arte tiene que estar al margen de la política es mentura, el artista y sus ideales van inseparables, cualquier espectáculo o canción, hasta el reggaeton, tiene un mensaje", asegura Donna. Saben también que para un artista tomar partido puede tener un precio y alguno han notado, aunque más en el extranjero.
