Tal vez su vocación frustrada sea la de director de cine, pero a Jaime Roldán (Sevilla, 1977) no se le ha dado mal orientarse hacia la música tras sus estudios de Comunicación Audiovisual. Después de trabajar para televisión y cine, se adentró en el mundo de la composición y eso le llevó a crear en 2009 su propio sello discográfico con un nombre muy sugerente. Canciones en busca de Artistas. ¿Lo lógico no sería lo contrario? Quería contar historias y me requería menos esfuerzos hacerlo con una canción que con una película. Al principio era como un hobby. Escribía con un letrista maravilloso, Jesús Domínguez, que me dijo una vez que la voz busca al oído y la canción al artista. Y me quedé con esa frase. ¿Qué buscaba cuando decide crear el sello discográfico? Empecé como compositor. He compuesto más de cien discos y canciones para mucha gente. En esa etapa escribí temas para concursantes de Operación Triunfo como Chenoa, Nuria Fergó, Geno... En 2008 mi madre ingresó en el hospital y estuvo en la UCI 56 días. Me quité de en medio seis meses e hice un disco Unidad de Canciones Intensivas. Como sabía que nadie me lo iba a sacar al mercado decidí fundar el sello, aprendí el negocio y vi que podía ser independiente en muchas cosas. ¿Lo que más le costó al pasar de compositor a empresario? Al principio está muy desarrollada la parte artística al comunicarte a través de la música. Pero tienes que aprender a estar al otro lado de la mesa y preocuparte de cosas que antes no tenías en cuenta. Los artistas no queremos saber cómo funcionan los entresijos. El cambio de mentalidad es lo más difícil. ¿Y ahora, se siente más artista o empresario? Realmente mi día a día es mucho más de empresario y mi alma es más de artista. Sigo haciendo canciones pero vivo entre papeles y echo de menos tener más tiempo. ¿Se puede vivir de la música? Cuando la mayoría de artistas entiendan cómo es el negocio y se centren en la autogestión, sí que lo van a conseguir. Yo vivo de la música desde hace diez años como compositor y empresario. El modelo de negocio ha cambiado por completo, el discurso de las multinacionales es añejo y caduco. Son los artistas y compositores los que tienen que saber de su negocio; la clave es estar informado del mercado en el que te vas a mover. Hace falta que sea un artista 2.0 en todos los sentidos. Nuestro sello lo que busca es que tengan el máximo control sobre sus carreras. Hay que recuperar el espíritu de los sellos antiguos, artesanales y de trato personal, artistas que trabajaban para artistas. ¿En qué se diferencia su sello? En que podemos cubrir todas las fases del proceso creativo desde que surge una canción hasta la venta, pasando por la dirección musical, dirección de arte, marketing, distribución, fabricación, promoción... y en que no solo lo hacemos con nuestros artistas llevamos a tres muy variados, sino también para otros de compañías independientes que requieren solo una parte del proceso. Ahí está la gran diferencia. Cuando alguien llama a vuestra puerta ¿qué es lo que busca? Hay de todo. Actualmente estamos haciendo un casting para una campaña publicitaria. Recibimos material cada día pero no somos una empresa que genere catálogo. Tenemos pocos artistas pero que viven de ello. Cuando no puedes hacer una inversión de tiempo y económica, no puedes comprometerte. El mejor consejo que damos a los artistas es que fichen por alguien que les dedique tiempo. ¿Cuánto material les llega? En torno a 500 propuestas al mes, desde canciones para colocar en un repertorio a proyectos personales propios o adolescentes de 14 años que te dicen que quieren ser como Justin Bieber. El perfil es el de nuevo artista que busca apoyo y consejos, empresas para las que generamos y gestionamos contenido que no tiene por qué ser musical, y compositores. El problema en España es que hay mucho cantautor. El papel de intérprete ha desaparecido. ¿Cómo sobreviven las pequeñas discográficas? Mal. Las multinacionales no nos ven como fuente de contenido. En EEUU la música country funciona porque las pequeñas desarrollan a los artistas en alianza con las grandes. En España prefieren colaborar con las televisiones. ¿La proliferación de shows televisivos orientados a la música favorece a la industria o no? Cualquier programa que dé valor a la música es positivo, pero pueden lanzar mensajes equívocos de pensar que todo el mundo puede ser artista y no es así. Lo más difícil es dar los primeros pasos y son los que se saltan estos programas. Me han ofrecido varias veces que algunos artistas aparecieran en Sálvame, pero no creemos que ése sea el camino. ¿Y resulta tentador? Sí porque genera derechos de autor muy importantes y mucha audiencia. La pregunta es si están ahí las personas que me interesan. Los artistas tienden a pensar que cualquier promoción es buena. ¿Sevilla es un buen lugar para dedicarse a la música? He vivido mucho en Los Ángeles, la mejor ciudad para la industria musical porque todo el que tiene talento va allí en busca de la oportunidad. El secreto es talento más inversores. En Andalucía tenemos el talento de forma natural, pero no tenemos industria. O se marcha fuera el talento o intentamos generar una industria fuerte y para eso necesitamos más alianzas entre empresas. ¿Qué impacto tiene internet? Ha supuesto una democratización de herramientas para los músicos, lo que es genial para quien tiene talento y no recursos, pero también ha supuesto una saturación de propuestas. El mundo está a un disco duro y a un billete de avión de distancia.