Cultura

Internet, poder y soledad

EE.UU., 2010. Dirección: David Fincher. Intérpretes: Jesse Eisenberg,  Andrew Garfield,  Justin Timberlake,  Armie Hammer. Guión: Aaron Sorkin. Fotografía: Jeff Cronenweth. Color. Música: Atticus Ross, Trent Reznor. Duración: 120 minutos. 7 años. Calificación: **** 

el 17 oct 2010 / 20:33 h.

Vaya por delante que no soy un gran admirador de las redes sociales: por más que haya estado conectado a internet desde que llegó a nuestro país y haya formado parte de algún que otro foro, nunca he considerado que la red de redes sea el lugar idóneo para "hacer amigos" o para reencontrarse con "aquellos que perdimos por el camino", más que nada por lo engañoso que puede llegar a ser lo primero y porque, sinceramente, si los perdimos por algo fue. Dicho esto ni me duele en prenda confesar que tengo perfil en Facebook, ni tampoco que si me paso una vez al mes para malgastar cinco minutos en él ya me he pasado demasiado.
Aún así, entiendo perfectamente el tremendo atractivo que Facebook atesora para millones de internautas como modo de combatir la soledad y el aislamiento al que muchas veces nos arrastra esta sociedad globalizada, dos hechos que David Fincher pone de relieve en este magistral ejercicio cinematográfico que es su última producción.
Narrada en tiempos diferentes que quedan imbricados entre sí a la perfección (hay quien ya la ha calificado como una suerte de Rashomon moderno), Fincher no hace alarde en su filme La red social del virtuosismo visual que ha cultivado tan bien a lo largo de su prodigiosa trayectoria como realizador, pero eso no quita para que, reiventándose una vez más, dé en la diana con un estilo tan clásico como preciso para lo que la historia requiere, dejando que sea ésta y un montaje prodigioso los que acaparen el verdadero protagonismo de la proyección.
La conjunción de ambos factores da lugar a una cinta de endiablado ritmo que no deja respiro al espectador y de la que resulta complicado resaltar un momento en particular (aunque la competición de piraguas o el montaje paralelo de los procesos legales y el arranque de Facebook sean auténticos logros) o una actuación en concreto (todos los actores están magníficos) siendo la cinta uno de esos rara avis en los que todo se conjuga para dar un producto redondo que, ante todo, sirve de fiel reflejo del mundo actual a través de ese elemento "socializador" que es Facebook.
Y ahí la conclusión que ofrece Fincher (y Sorkin, el guionista) es rotunda: la longitud de una lista de amigos en Facebook es inversamente proporcional al tamaño de la soledad que atenaza nuestro devenir diario. 

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