Evan Loic, de 16 meses, nació en un pequeño suburbio de Yaundé, la capital de Camerún. Siendo el primer bisnieto de una familia numerosa, pasó su infancia rodeado del cariño de los suyos. Su madre, profesora de instituto, no se podía ocupar de él todo el tiempo, así que su bisabuela se encargaba de criarlo como si se tratara de uno más de sus hijos.
Pero Evan comenzó a padecer de hidrocefalia, una enfermedad que afecta a uno de cada 500 niños. Debido a la acumulación excesiva de líquido cerebroespinal en el cerebro su cráneo comenzó a expandirse. Quizá por vergüenza o por sobreprotección, dejó de hacer vida normal, de salir a la calle, hasta que su existencia se vio reducida a cuatro paredes. Su familia tenía miedo a lo que consideraban algo desconocido y ni siquiera le tocaban la cabeza porque no sabían que podía pasarle al joven. Pero nunca dejaron de apoyarle ni de quererle como a uno más.
Por eso los suyos, encabezados por su abuela materna, enfermera jubilada, buscaron una solución por todos los medios para que el más pequeño de los Loic pudiera curarse de su mal.
El precio medio del tratamiento para la hidrocefalia en África supone un desembolso de entre 4.000 y 5.000 euros, una cantidad excesiva para cualquier familia camerunesa. Así que siguieron buscando alternativas sin perder la fe, hasta que su dramática historia llegó a oídos de la cooperativa andaluza Proaños.
Desde dicha entidad se decidió incluir a Evan en el Proyecto Timoun. Este programa sanitario nació a raíz del terremoto que asoló Haití a comienzos del año pasado, y ya consiguió que se operara a un niño haitiano de una patología oftálmica, que se llevo a cabo por los cirujanos de la clínica Sagrado Corazón.
Sin perder tiempo, Proaños trasladó el expediente al equipo de neurocirugía del centro, para que fuera valorado y en su caso intervenido en Sevilla. No hubo dudas, debía ser tratado. Para que fuera posible colaboraron el SAS, la fundación Alfonso Carmona, Iberia, la Asociación MOSTCHA, y la propia clínica sevillana.
Evan Loic llegó a España hace un mes, acompañado de su bisabuela, Veronique Abega. A su llegada a la capital hispalense, fue examinado por el equipo de pediatría de USP Sagrado Corazón, para descartar cualquier otra patología asociada y posteriormente fue valorado y sometido a distintas pruebas diagnósticas por parte del equipo de Neurocirugía, que lo intervino quirúrgicamente el pasado 23 de mayo, mediante la colocación de una válvula ventriculoperitoneal.
En declaraciones del Doctor Francisco Trujillo Madroñal, Jefe del servicio de Neurocirugía que atendió al niño camerunés, "en el caso de Evan, el desarrollo excesivo de su cráneo, impedía al niño mantenerse erguido, ya que su espina dorsal no tenía capacidad para sujetar el cráneo".
El experto neurocirujano, aseguró que la intervención fue "todo un éxito". "Evan tiene ahora mayor movilidad, está más activo, fija la vista e incluso se mantiene sentado sin demasiada dificultad". Si todo evoluciona favorablemente el pequeño podrá vivir con normalidad.
