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Interviniendo

Siempre he dicho que tenemos la cultura política que tenemos, y creo que cada vez se confirman más mis temores; la intervención de la Caja de Ahorros de esta semana es un buen ejemplo de ello. Tenemos, de un lado, negacionismo frente a los errores, nadie acepta...

el 16 sep 2009 / 00:51 h.

Siempre he dicho que tenemos la cultura política que tenemos, y creo que cada vez se confirman más mis temores; la intervención de la Caja de Ahorros de esta semana es un buen ejemplo de ello. Tenemos, de un lado, negacionismo frente a los errores, nadie acepta haberlos cometido, ni uno mismo ni los propios; y, de otro, el alterismo, todo es culpa del otro. Pero no de cualquier otro, sino del otro por excelencia, del partido rival en este sistema cada vez más cainita. Respecto de la Caja de Ahorros, he seguido con atención lo que todos han dicho, presidente nacional y autonómico, ministro del ramo y otros responsables.

Si sumo todas las declaraciones de responsables, me sale que la caja iba bien, que no había problema ninguno, que los gestores eran estupendos. Entonces, me pregunto yo, ¿por qué la intervinieron? Dicen que las demás van bien, que el sistema financiero es sólido. Perfecto, parece que cumplen con todos los requisitos para que las intervengan también. Y a la hora de buscar culpables? El partido rival, por crear miedo sobre una situación que al final era tan mala como se decía. Hasta a la pobre Unicaja la han acusado de tener la culpa, al negarse a cargar con el muerto. Cuando bastante hizo obedeciendo órdenes e interesándose por cómo salvar al difunto. Cuando rechazó un negocio que vio ruinoso y un peligro para sí misma y sus clientes, la machacaron por insolidaria.

Me encanta la tesis del ministro: no ha habido malos gestores pero sí mala gestión; se le escapa un poco la risa cuando lo dice, pero lo dice. No especifica de quién o dónde viene esa mala gestión, si no de los gestores. Me preocupa la intervención, cómo no, a nadie le queda lejos aunque no sea cliente de la intervenida; más me preocupa que se pretenda utilizar mi caja, que sí tiene buenos gestores, para enjugar las barbaridades que otros han hecho en la suya. No es así como se crea la confianza que el sistema necesita. La gente necesita buenas palabras, pero las palabras que son buenas de verdad son las que tienen una realidad detrás, no una estrategia de comunicación.

Catedrático de Derecho del Trabajo

miguelrpr@ono.com

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