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Inundados por la alegría de Don Bosco

La llegada de la reliquia del padre de los Salesianos reúne en Sevilla a miles de jóvenes.

el 29 sep 2012 / 16:37 h.

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Las campanas del Santuario de María Auxiliadora, en la Ronda Histórica, anunciaban a primera hora de la mañana la visita de Don Bosco. Un hueso del brazo derecho en el interior de una réplica de la estatua yacente del santo que se venera en Turín llegaba procedente de Cádiz dentro del viaje por todo el mundo organizado para conmemorar el bicentenario del nacimiento del padre de la familia salesiana, previsto para 2015.

El alcalde de Sevilla en representación de la ciudad le dio la bienvenida en La Trinidad. Zoido se mostró "muy contento" e "identificado" con la fiesta salesiana al aludir a su estatus de antiguo alumno. Tras unos instantes de rezos, la urna de Don Bosco quedó entronizada sobre el paso de la Virgen del Carmen de San Leandro. Comenzaba así la procesión por el Centro hasta la Catedral, con parada en el arquillo del Ayuntamiento [puesto que las obras en el Apeadero impidieron su estancia en el interior de la Casa Consistorial]. Es este primer día se celebraba la Fiesta del Movimiento de Jóvenes Salesianos de toda la Inspectoría Sur, que abarca Andalucía, Extremadura y Canarias.

La marcha que antecedía el paso estaba conformada por grupos de jóvenes, delimitados por globos que hablaban de su procedencia geográfica: Rota, Badajoz, San José del Valle, Linares, la Palma del Condado, Sanlúcar la Mayor, Algeciras, Colegio Mayor... se podía leer cada uno de ellos. El de Triana llamaba la atención por su original pancarta, en la que se podían ver a Homer y Bart Simpson, con trajes de chaqueta y corbata al más puro estilo de los Hombres de Negro: "Vamos acompañándolo con mucha alegría. Ha venido mucha gente. Es la gente que quiere a Don Bosco, el santo de los jóvenes que sigue siendo un modelo de seguir a Cristo", explicaba convencido el joven Francisco Javier González, coordinador pastoral de la casa en Triana y antiguo alumno de los salesianos de Pozoblanco, que el próximo año se ordenará de sacerdote.

Entre cánticos y saltos, Vero buscaba a sus amigos, los de la camiseta naranja. "Míralos ahí están. Ha venido un autobús de Granada, donde el santo estuvo el lunes, pero le seguimos aquí".

Al paso de la comitiva por la calle Sol, el paso se paró ante la iglesia de Los Terceros, donde el párroco incensó la urna y los jóvenes de la Cena soltaron globos desde balcones cercanos al templo. "Ha sido muy bonito. Creo que en el Valle también lo va a recibir la hermandad", reconocía Lola Barba, feligresa de La Trinidad, que venía entre la chavalería: "Yo también me siento joven. Los salesianos me gustan, son gente muy cercana y actual. Aquí todos somos una familia", proseguía en su relato mientras hacía cálculos para no perder detalle de los actos: "Comeré por el Centro, porque a las cuatro es la misa en la Catedral y no quiero quedarme sin silla", señalaba mientras cambiaba impresiones con el inspector de los Salesianos del Sur de España, Francisco Ruiz, que agradecía con humildad la "emotiva" acogida de la ciudad: "Don Bosco ha venido a agradecer el cariño que le tienen en Sevilla, una ciudad en la que han crecido tantas vocaciones salesianas y en la que tantas personas viven el carisma de Don Bosco".

Precisamente, Ruiz destacó la importancia de esta visita, pues en vida Don Bosco no llegó a Sevilla, al volverse de Barcelona cuando cayó enfermo. "Es un acontecimiento único, pues en más de 160 años de historia de la congregación, nunca habían venido sus reliquias". De ello, era consciente uno de los capataces del paso, el joven imaginero Fernando Aguado, que tuvo el honor de tocar el martillo desde la iglesia de la Anunciación a Sierpes: "Lo traenmos los de la Archicofradía de María Auxiliadora de la Trinidad", aclaró mientras que Jesús, uno de los costaleros, aprovechaba su turno de refresco para comentar que "el paso se lleva igual que uno de Semana Santa, pero con más respeto".

Al llegar a la Campana, la banda de los Gitanos interpretó Saeta tras la urna del santo, mientras que la marcha festiva de globos, pancartas y cantes inundaba toda la calle Sierpes: "Siempre alegres, como él decía", recordaba María, una de las jóvenes que disfrutó de esta primera jornada que se completa con las visitas a San Vicente, San Lorenzo, la Macarena y el Colegio Mayor de la calle Arroyo.

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