Irán suspendió ayer la condena a muerte por lapidación de Sakineh Mohammadi Ashtiani. Debido a las presiones internacionales, el Gobierno iraní ha decidido revisar el caso de esta mujer, que ha sido acusada de adulterio y de colaborar en el asesinato de su marido.
El portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Ramin Mehmanparast, dijo a la cadena PressTv que la sentencia por adulterio contra Ashtiani, encarcelada desde hace cinco años, está suspendida. Pero, continúa el proceso judicial por haber colaborado presuntamente en el asesinato de su propio marido. "La sentencia contra Ashtiani por adulterio ha sido paralizada y su caso está siendo revisado otra vez, mientras que su proceso en relación a su complicidad con el asesinato sigue en curso", señaló el portavoz ministerial.
Ashtiani, de 43 años fue condenada a morir lapidada en 2006 por haber mantenido relaciones con dos hombres tras la muerte de su marido. Más tarde, fue acusada de ser cómplice en el asesinato de su marido. Desde entonces permanece ingresada en una cárcel del norte del país.
El abogado defensor de esta mujer, Mohammad Mostafai, fue perseguido por la Policía iraní y se vio obligado a abandonar el país el pasado mes de agosto. Desde entonces, el caso de esta iraní empezó a cobrar notoriedad a nivel internacional y ya han sido muchos los organismos que han mostrado su oposición al castigo impuesto por Irán. De hecho, han sido las presiones internacionales las que obligaron a las autoridades del régimen de Teherán a retrasar la aplicación de la sentencia contra Ashtiani.
Asimismo, la movilización de la comunidad internacional se acrecentó después de que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que mantienen buenas relaciones con el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, ofreciera asilo político a Ashtiani. Una demanda que fue rechazada por las autoridades de Irán. En este sentido, la semana pasada también los ministros de Asuntos Exteriores de Francia e Italia se prestaron a reunirse con el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manucher Mottaki, para tratar el caso de Ashtiani.
La sentencia de muerte por la lapidación contra Ashtiani también ha provocado una campaña internacional por parte de los grupos defensores de los derechos humanos, para evitar este castigo, que rige en Irán desde las Revolución Islámica de 1979. La última muerte por lapidación tuvo lugar en 2007, cuando una mujer fue penalizada por haber cometido, supuestamente, adulterio.
En el caso de Sakineh Ashtiani, la mayor preocupación en la actualidad es que sea condenada a muerte sin ser lapidada por su supuesto delito de implicación en el asesinato de su marido. Y es que la televisión pública iraní difundió recientemente confesiones filmadas de una mujer que afirmaba ser Sakineh Ashtiani y que confesaba ser cómplice en el asesinato. No obstante, los hijos de Ashtiani insisten en la inocencia de su madre.
Por su parte, el aplazamiento del caso de la iraní coincide con la condena hecha pública ayer por el Parlamento Europeo, en la que exigía a las autoridades de Irán que revisen inmediatamente la decisión y le garanticen un proceso justo. "Sean cuales sean los hechos, una condena a muerte por lapidación no puede estar justificada ni ser aceptada", declararon los parlamentarios.
Tras conocerse la decisión de aplazamiento, el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, confesó: "Celebro con cautela la noticia de la suspensión de la ejecución. Parece una evolución en la dirección positiva, pero permaneceremos vigilantes y queremos establecer un diálogo abierto y total sobre Derechos Humanos con Irán". Por su parte, el director general de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, explicó que sólo se trata de una suspensión temporal que puede ser levantada en cualquier momento, lo que "puede dejar a Sakineh en riesgo de ejecución, especialmente si la revisión judicial de su caso confirma la condena". Además, Beltrán advirtió que existe un "riesgo enorme" de que Irán esté "fabricando pruebas" para poder ejecutar a Ashtiani.
