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Irán juzgará a varios funcionarios británicos por ir a las protestas

El Gobierno de Irán anunció el viernes que juzgará a algunos de los nueve empleados locales de la embajada británica en Teherán que fueron detenidos la semana pasada tras ser acusados de instigar y participar en los disturbios posteriores a la polémica reelección del presidente del país, Mahmud Ahmadineyad.

el 16 sep 2009 / 05:12 h.

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El Gobierno de Irán anunció el viernes que juzgará a algunos de los nueve empleados locales de la embajada británica en Teherán que fueron detenidos la semana pasada tras ser acusados de instigar y participar en los disturbios posteriores a la polémica reelección del presidente del país, Mahmud Ahmadineyad.

Así lo anunció durante el sermón del viernes el ayatolá Ahmad Jannti, quien ya la semana pasada pidió al Poder Judicial desde la misma tribuna política un castigo ejemplar -que incluye la pena de muerte- para los culpables de los altercados.

"En estos acontecimientos, la Embajada británica en nuestro país ha desempeñado un papel a través de estos individuos que han sido arrestados, que naturalmente serán juzgados tras haber confesado", aseguró Jannti, uno de los miembros más conservadores del clero iraní.

El ayatolá es la cabeza visible del Consejo de Guardianes, órgano que esta semana ratificó los controvertidos resultados electorales, pese a las múltiples denuncias de la oposición sobre un posible fraude masivo y premeditado en favor de Ahmadineyad.

La polémica reelección desató dos semanas de protestas populares que fueron reprimidas con enorme violencia por las fuerzas de Seguridad y la milicias islámica Basij. A pesar de que el Consejo de Guardianes reconoció el fraude electoral -en algunos distritos se contabilizaron más votos que votantes- matizó que las irregularidades no fueron "muy graves", por lo que validó de forma oficial los resultados de los comicios y alertó a los líderes de los diferentes partidos opositores de que ya no tenían más vías legales para reclamar. Además les aseguró que si continuaban provocando más revueltas callejeras podrían ser denunciados y juzgados.

Hacia fuera del país, el régimen iraní ha acusado a Occidente, y en particular a Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido de espolear los disturbios -en los que han muerto una veintena de personas y 1.032 han sido detenidas- para propiciar lo que denomina una revolución de terciopelo. Teherán ha sido especialmente duro con Londres, al que acusa directamente de organizar las protestas ocurridas desde el día que se celebraron las elecciones (12 de junio).

Poco después de que las manifestaciones estallaran, Irán expulsó al corresponsal permanente de la televisión británica BBC en Teherán, John Leyne, y una semana después a dos diplomáticos del Reino Unido en Teherán. Concretamente, el régimen iraní acusa a los nueve empleados de la embajada británica -ocho de los cuales ya están puestos en libertad- de participar en la protestas y animar las marchas "inculcando ideas" antirrevolucionarias al resto de la población.

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