Irán cumplió su promesa e inició ayer el proceso de enriquecimiento de uranio al 20% en la planta nuclear de Natanz, en abierto desafío a las potencias de Occidente, que han amenazado con sanciones más severas a la República Islámica.
Ante estas advertencias, estudiantes basiyies (paramilitares pro régimen de Teherán) se echaron a la calle para manifestarse frente a las embajadas de Francia e Italia, esta última, según el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, sufrió un intento de asalto. Según la agencia semi oficial iraní Fars, los manifestantes corearon eslóganes como "muerte a EEUU", "muerte a Reino Unido" y "muerte a monafegh" -hipócrita- mientras portaban imágenes del ayatolá Ruhla Jomeini y banderas de la República Islámica.
Los estudiantes basiyies condenaron a sendas embajadas haber dado apoyo a lo que consideraron como "la conspiración" al referirse a las protestas de los pasados meses en Irán contra el resultado de las elecciones del pasado junio calificado de "fraudulento".
Mientras, desde Viena, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó ayer la presencia en Natanz, ubicada en el centro del país, de varios inspectores adscritos a su equipo de expertos. "El enriquecimiento comenzó el martes en una nueva cascada de centrifugadoras, denominada S8, diferente a la línea de producción que se utiliza (habitualmente) para otros enriquecimientos en Natanz", explicó, por su parte, el jefe negociador nuclear iraní, Ali Akbar Salehí. El responsable iraní insistió, no obstante, en que se trata de una decisión reversible y que la puerta permanece abierta para un acuerdo de intercambio de combustible nuclear con las grandes potencias.
Sin embargo, parece ya tarde para países como Estados Unidos, Francia o el Reino Unido, que se declaran "hastiados" de la altanera ambigüedad de la que ha hecho gala el régimen iraní en los últimos meses. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó ayer que su Gobierno está elaborando un "importante régimen de sanciones" contra Irán. "En lo que vamos a trabajar en las próximas semanas es en la elaboración de un importante régimen de sanciones que les demostrará (a los iraníes) lo aislados que están en la comunidad internacional", señaló Obama en una comparecencia imprevista en la sala de prensa de la Casa Blanca. Ya el lunes, apenas 24 horas después de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, revelara que había dado la orden de comenzar el enriquecimiento, Washington y París instaron a imponer "enérgicas" sanciones económicas y políticas.
Los responsables de Defensa de ambos gobiernos, el norteamericano Robert Gates, y el francés, Hervé Morin, expresaron su frustración porque "Irán lo ha rechazado todo". Bloqueo de entidades bancarias iraníes, sanciones a la venta de gasolina a Irán, congelación de fondos y embargo a compañías iraníes, en particular las controladas por la poderosa Guardia Revolucionaria, son algunas de esas medidas punitivas que se barajan.
El problema radica, sin embargo, en la necesidad de embarcar en el proyecto a China, país que se muestra muy reticente debido, según los expertos, a los importantes intereses económicos y energéticos que tiene en Irán. Los analistas coinciden en apuntar que sin la anuencia de Pekín, las medidas punitivas perderán una importante parte de sus efectividad. Quien parece haber dejado de lado sus vacilaciones es Rusia, país que ayer señaló que la decisión de Irán de enriquecer uranio "genera dudas" sobre sus intenciones. "Las acciones que ha emprendido despiertan las dudas en otros países. Y parecen fundadas", afirmó el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrouchev.
Las sospechas se cimentan en que, según expertos, Irán posee la tecnología para enriquecer, pero se duda de que pueda utilizar el combustible ya que se desconoce si puede encapsularlo para inyectarlo al reactor.
