Local

Irlanda le da calabazas a Europa

"El Tratado no está muerto", decía el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso, nada más conocer el rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa. Muerto, tal vez no. Pero sí, herido muy grave.

el 15 sep 2009 / 06:20 h.

TAGS:

"El Tratado no está muerto", decía ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso, nada más conocer el rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa. Muerto, tal vez no. Pero sí, herido muy grave. Por lo pronto, ya no podrá entrar en vigor el 1 de enero de 2009.

Irlanda rechazó en referéndum el Tratado de Lisboa, un documento clave para la reforma de las instituciones comunitarias, y abrió una nueva crisis en el seno de la Unión Europea. "Este resultado provoca incertidumbre y dificultades", reconoció el primer ministro irlandés, Brian Cowen, mientras que en el lado opuesto, los detractores del texto celebraban lo que, en su opinión, fue una "gran victoria para la democracia".

Lo cierto es que la relativa holgura con la que el 'no' se impuso al 'sí', un 53,4% frente a un 46,6, y con una participación superior al 50%, coloca al Ejecutivo de Dublín en una situación complicada de cara a una posible renegociación del documento. Tras la derrota del primer referéndum sobre el Tratado de Niza (2001), el Gobierno irlandés pudo celebrar otro al año siguiente después de obtener ciertas aclaraciones de Bruselas respecto a la neutralidad nacional y porque la participación del electorado en la primera consulta fue tan baja que no se consideró representativa.

El Ejecutivo, dicen los opositores, tiene ahora un significativo mandato electoral para volver a Bruselas y parar en seco el proceso de ratificación del texto comunitario, a pesar de que 18 países miembros ya lo han aceptado por vía parlamentaria. "Esto es democracia en acción y Europa tiene que escuchar la voz del pueblo", dijo el multimillonario irlandés Declan Ganley, director de Libertas, uno de los grupos de presión contrarios al documento más activos y mejor financiados de la campaña.

Uno de los principales aliados del Gobierno durante la campaña, el Partido Laborista -tercera formación nacional-, aseguró que el Tratado de Lisboa "está muerto" y, por lo tanto, no podrá ser ratificado por el resto de los países miembros de la UE. "No tengo una respuesta sobre lo que va a pasar después", insistió Cowen, quien recordó, no obstante, que su Gobierno no está en situación de predecir qué harán el resto de sus socios comunitarios.

El primer ministro adelantó que iniciará consultas durante los próximos días para analizar las causas del rechazo irlandés y presentar su postura el próximo jueves y viernes durante una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Bruselas. Éstas son muchas y variadas, desde el temor a la supresión de la tradicional neutralidad de la República o su pérdida de poder en la toma de decisiones en la UE, pasando por las preocupaciones de los irlandeses ante la creciente crisis económica o la supuesta erosión del carácter democrático de las instituciones comunitarias. "Tenemos la obligación ahora de reflexionar sobre las implicaciones del referéndum irlandés para poder seguir hacia adelante y mantener a este país en el camino del progreso", añadió el Taoiseach.

Análisis. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso, y otros líderes comunitarios ya han reiterado que el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa debería continuar a pesar del rechazo del referéndum irlandés. "El Tratado no está muerto... el Tratado sigue vivo", afirmó Barroso en una conferencia de prensa en Bruselas, en la que avanzó que la cumbre de líderes de la UE de los próximos jueves y viernes estudiará cómo tener en cuenta las preocupaciones manifestadas por el pueblo irlandés. "El Tratado fue firmado por los 27 Estados miembros, por lo que hay una responsabilidad conjunta para afrontar la situación", añadió el presidente del Ejecutivo. La estela de la Comisión, la siguieron Francia y Alemania, que en una declaración conjunta expresaron su deseo de que los demás Estados de la UE prosigan el proceso de ratificación del texto.

  • 1