La Universidad de Sevilla no termina de atinar con el proceso de matrícula por internet. Para este curso que arrancó el pasado 27 de septiembre ensayó con un nuevo sistema de automatrícula que buscaba el "acceso escalonado" de los estudiantes para evitar así que el primero que pinchara en una asignatura se hiciera con ella. El criterio que se adoptó para escalonar esa entrada fue la letra del DNI, elegida por sorteo. El Vicerrectorado de Estudiantes explicó entonces que se decantaba por este sistema "por cuanto que la distribución de probabilidad de 23 letras del NIF es uniforme, esto es, están igualmente repartidas entre la población". Pero las buenas intenciones se han quedado en eso, en intenciones.
En la Facultad de Derecho se han detectado 260 casos de "matriculación excesiva", dicho de otro modo, alumnos que han llegado a reservar hasta 160 créditos en materias optativas cuando el máximo de carga lectiva en un año es de 12 (49,5 en toda la carrera). Esto impedía que los estudiantes que venían detrás pudieran hacerse con un hueco en esas asignaturas. El decano de Derecho, Antonio Merchán, explicó ayer que a aquellos alumnos que han acaparado asignaturas optativas en exceso "se les ha instado a desmatricularse".
En relación a la denuncia que ha hecho un grupo de estudiantes de dicha facultad sobre la venta de estas asignaturas por parte de quien consiguió plaza, Merchán es claro: "Es una acusación muy grave para no tener pruebas suficientes". ¿Y cómo se efectúa esa supuesta venta de materias optativas? El estudiante que ha conseguido una plaza se la vende a otro por un precio que oscila "según la materia". La transacción se realiza a una hora determinada a través de la red: uno se desmatriculada para en ese mismo momento coger su plaza el otro alumno interesado.
La acusación es grave y delictiva, pero la vicerrectora de Estudiantes, Charo Rodríguez, afirma: "Me la han comentado estudiantes pero no tengo pruebas objetivas" sobre la misma. Pero su reacción es dura, muy dura, ante este tipo de prácticas: "No es ético que un grupo de alumnos haya ido a reventar el sistema y a perjudicar a sus compañeros. Esta actitud deja mucho que desear de los universitarios".
El deseo de la Hispalense era evitar las colas virtuales que se produjeron en cursos anteriores -con todos los alumnos conectados a la misma hora para intentar hacerse con una asignatura-. Pero la realidad se ha impuesto. "No podíamos imaginar algo así. El año que viene habrá que poner más restricciones", sentencia Rodríguez. El Rectorado reconoce que "problemas de verdad" con la automatrícula "sólo" se han producido en Derecho. La mayoría de los centros optaron por "liberar" asignaturas y grupos "poco a poco". Así, las plazas no se acababan de una tacada y se evitaba que determinados grupos y materias se quedaran desiertos. Porque la Universidad ha comprobado que las clases a partir de los jueves "no interesan" y que los profesores considerados "exigentes" también son esquivados.
Ante el hecho de que se hayan copado determinadas optativas, la Universidad decidió a principios de curso instalar "un filtro" en el proceso de automatrícula para que el estudiante no pudiera formalizar su petición en caso de que ésta superara los 12 créditos de optativas. El Rectorado y el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla (Cadus) están recopilando las quejas sobre la automatrícula para, con ellas, estudiar si es necesario algún "ajuste" más en el modelo recién implantado. Pese a todo, el decano de Derecho se queja de que se hayan vuelto a registrar problemas en la automatrícula cuando "ya se advirtió el año pasado". "Si de mí dependiera, el sistema informático no sería éste", se lamenta Merchán.
La Universidad ya tiene a 55.000 estudiantes matriculados por internet, una vía que genera "protestas", reconocen fuentes oficiales de la institución, que apostillan a continuación: "Es imposible que todos los estudiantes se matriculen en el grupo y de las asignaturas que quieren", una afirmación que comparte la delegada del Cadus Lara Monrosi.
