-¿Su labor como vicepresidenta de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE puede traducirse a la de un casco azul de la diplomacia?
-Realmente, en política internacional hace falta mucho hacer de cascos azules. La OSCE realiza sobre todo una labor callada de prevención y de resolución de conflictos internacionales. Hay que tener en cuenta que en muchos casos estamos hablando de países con poca experiencia o recorrido como estados, ya que la historia de Euroasia, que ocupa una gran parte de la región OSCE, ha sufrido y sufre todavía grandes convulsiones.
-¿Cuál ha sido el episodio más traumático que le ha tocado vivir como observadora electoral en estos países?
-La función de los parlamentarios no es un trabajo que se desarrolle sobre el terreno de manera permanente y, por lo tanto, no es fácil que nos encontremos en situaciones dramáticas. Lo que sí he vivido son situaciones muy interesantes para esos países, como la revolución naranja en Ucrania, que he seguido muy de cerca desde 2004. La observación electoral es el termómetro más evidente para ver la madurez de un país y de una sociedad y cómo un estado se consolida como un estado democrático.
-Que la Europa del Este haya dejado de ser un polvorín y que el foco mediático apunte ahora a Oriente Medio, ¿es bueno o malo para estos países?
-Que se suavicen las tensiones entre países siempre es muy positivo para todo. Sólamente en situaciones de paz las sociedades son capaces de avanzar hacia adelante. Para el concierto internacional, es fundamental que toda la zona de las antiguas repúblicas soviéticas y del Mediterráneo, potenciales focos de conflicto permanentes, avancen en un proceso de paz. En la última asamblea de la OSCE yo misma presenté una iniciativa de impulso al proceso de paz en Oriente Medio, que en estos días vuelve a tomar protagonismo. Creo que hay que ser optimista en la resolución de este conflicto. Es muy difícil, se ha intentado en muchas ocasiones, pero ahora creo que hay una oportunidad nueva y diferente:el reconocimiento abierto de Israel a que se cree el estado palestino.
-¿Qué papel ha jugado Obama en este proceso?
-La posición y la decisión política del presidente Obama han sido muy importantes. Pero ha habido muchas más cosas. El cuarteto que preside Tony Blair y en el que están Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU, lleva varios años trabajando intensamente en este proceso de paz. El papel de la UE está siendo importantísimo y dentro de la UE el de nuestro ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, buen conocedor de la zona y con un muy importante papel de interlocución. Podemos sentirnos muy orgullosos de que España tenga un peso específico en la comunidad internacional muy relevante. Y Andalucía también: no podemos olvidar que Moratinos es andaluz y diputado por Córdoba, o que nuestro embajador en Argentina es un granadino, Rafael Estrella, o que el anterior embajador en Marruecos, Luis Plana, es un cordobés.
-¿Qué le parecen las críticas al viaje a Cuba de Leire Pajín y Elena Valenciano?
-La política de España con Cuba está consiguiendo dos objetivos muy importantes: que un gran número de presos políticos salgan de las cárceles cubanas; y el otro objetivo que hay que lograr es el reconocimiento a los derechos humanos y seguir ayudando a Cuba a salir de una situación de dictadura. La diatriba se produce en este caso porque el PP no tiene otra política ahora mismo que la del enfrentamiento y la confrontación. Lo vemos con Cuba y lo vemos con Marruecos, donde el PP ha tenido una posición muy grave de falta de responsabilidad con su propio gobierno y su propio estado buscando, con la visita de Aznar a Melilla, no un arreglo del conflicto sino una confrontación. Marruecos es un país vecino con el que España está obligada a entenderse. La sociedad española debe guardar respeto hacia la sociedad y el gobierno marroquíes. ¿Cómo admitiríamos nosotros que vinieran cooperantes de otros países que pensaran que España no es un país democrático a manifestarse en nuestro suelo no respetando la legalidad de ese país? La primera obligación de todo ciudadano es respetar las regla del juego cuando vas a otros países.
-¿Le han extrañado las declaraciones del ex presidente Aznar en las que cargaba contra Obama?
-Con esas declaraciones lo que está intentando es tapar sus vergüenzas. La posición que él tomó con la guerra de Irak avergonzó a todos los ciudadanos españoles, como luego se ha demostrado con el rechazo de la comunidad internacional y todos los demócratas a aquella decisión.
-¿Qué huella han dejado las tropas españolas en la zona de los Balcanes?
-España, en todos los sitios en los que ha tenido despliegue de fuerzas, el reconocimiento de las autoridades y de la ciudadanía de esos países ha sido muy estimable. A las tropas españolas se les reconoce y se les quiere porque han hecho un trabajo de ayuda a la sociedad y de reconstrucción de los estados. De hecho, puede sorprender la cantidad de personas que hablan y se interesan por el español en todos estos países. Nuestro país y también ahora mismo nuestra comunidad, Andalucía, tiene una gran oportunidad económica en todos estos países que están en pleno desarrollo y están necesitados de grandes infraestructuras y de la creación de un cuerpo industrial y empresarial.
-¿Somos los españoles buenos mediadores?
-Sin duda, se nos reconoce como muy buenos mediadores. La transición española es un ejemplo mundial para muchos países.
