Isla Mayor: una tierra de arroz, cangrejos y mosquitos

La marisma sevillana cobra vida y germinan en ella cereales, crustáceos y, por supuesto, molestos bichos.

el 19 jun 2011 / 20:44 h.

Las tierras de arrozales rodean al municipio de Isla Mayor.

Isla Mayor se sumerge en su temporada vital. Entre mayo y septiembre, el páramo se torna fértil, el agua conquista cada rincón de la marisma sevillana y ahí, con esa combinación, germinan el arroz y el cangrejo, un festín para los pájaros que aterrizan en esta puerta de Doñana, sin olvidarse, cómo no, del temido mosquito, que cada verano vuelve por sus fueros. Las gramíneas y los crustáceos son el elemento crucial del devenir económico del que es, y ahí están los datos, el pueblo más joven de la provincia. Mientras tanto, del alado insecto resulta mucho más complicado imaginar alguna bondad. Se trata de un invitado inquieto, incómodo y molesto, pero innegociable. Y que también se exporta.

La siembra ya está hecha, los brotes verdean el horizonte en unas 36.500 hectáreas, muchas de ellas en término municipal de La Puebla del Río. Pero es Isla Mayor a la que se conoce por el tridente formado entre el arroz, el cangrejo y el mosquito, cual delantera mítica del equipo del pueblo, el Villafranco Club de Fútbol, se tratase. De ahí, la provincia de Sevilla es la primera productora de este cereal en España, superada a nivel mundial en contadas y escasas ocasiones.

Sólo hay que comprobar que más de un 30% de la producción española de arroz nace en estas tierras, lo que supone cerca de 330.000 toneladas de arroz. Una cifra que se traduce en trabajo, aunque quizá no sea tanto como lo que se pudiera sustraer de su rendimiento en términos económicos. Aún así, es la tabla de salvación del municipio, su entrega y su razón de ser.

Su cultivo -fundamental para preservar el equilibrio del entorno del Parque Nacional de Doñana-, se adhiere a una normativa respetuosa con el medio ambiente, la Producción Integrada, que ajusta el uso de fertilizantes y fitosanitarios al mínimo posible. En este punto surgen algunas divergencias importantes. En los núcleos urbanos isleños es bastante madura la queja de que, en ocasiones, las avionetas que fumigan con productos químicos los arrozales también sobrevuelan las casas mientras se encuentran en plena actividad. La queja no es sólo de los vecinos, sino también de otro sector local clave como el pesquero, que considera que el uso de estos pesticidas merma sus capturas.

De hecho, por entre los arrozales se desliza el procambarus clarkii, el cangrejo americano, una especie invasora que se introdujo en el año 1974 para probar su adaptación a este terreno de marismas. Y vaya si lo consiguió. Su pesca y elaboración se han constituido, con el paso del tiempo, en el segundo sustento económico de la población de Isla Mayor. Hay más de un centenar de pescadores en esa labor, además de seis viveros y fábricas que emplean a unas 500 personas. El cangrejo se exporta -vivo, envasado o cocinado en diferentes salsas- a Estados Unidos y a varios rincones de Europa, y está empezando a abrirse camino en el mercado más complicado, que no es otro que el nacional.

Pero ni el arroz ni el cangrejo pueden subsistir con calma y tienen que compartir protagonismo en los meses de calor con un incómodo compañero de viaje: el mosquito. En esa vorágine de vitalidad marismeña no puede faltar, ni sus molestias tampoco. Es exportable al máximo y no hay posibilidad de erradicarlo, como constatan los propios lugareños, que también han visto cómo se ha acrecentado su presencia en los últimos años, sobre todo tras la implantación de una normativa restrictiva por parte de la Unión Europea en el uso de pesticidas.

De todos modos, si se puede llegar a prevenir o mitigar la presencia de este insecto. Así lo ha demostrado el Servicio de Control de Mosquitos en la provincia de Huelva, que desde hace un tiempo mantiene una lucha organizada contra las larvas. La misma fórmula solicitó el Ayuntamiento isleño que se aplicara en la provincia de Sevilla cuando hace un año, por estas mismas fechas, se produjo la enésima plaga de dípteros que asoló Isla Mayor y otras poblaciones como Los Palacios y Villafranca o Utrera. Vayan preparando las lociones, mosquiteras y artilugios varios, que el insecto no se ha quedado aletargado y, de nuevo, el arroz y el cangrejo vendrán acompañados de este siempre molesto bicho.

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