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Israel admite que en Líbano utilizó las mortíferas bombas de racimo

Oculto entre más de 600 páginas de análisis de la gestión de la guerra del Líbano, de julio-agosto de 2006, un apéndice del informe Winograd recuerda a Israel que en ese conflicto empleó bombas de racimo de forma contraria al Derecho Internacional. "Lo que hicimos allí fue alocado y monstruoso".

el 14 sep 2009 / 23:28 h.

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Oculto entre más de 600 páginas de análisis de la gestión de la guerra del Líbano, de julio-agosto de 2006, un apéndice del informe Winograd recuerda a Israel que en ese conflicto empleó bombas de racimo de forma contraria al Derecho Internacional. "Lo que hicimos allí fue alocado y monstruoso", admite un oficial.

Según datos de Naciones Unidas, Israel lanzó en los 34 días de enfrentamiento con la milicia libanesa de Hizbulá cuatro millones de estos artefactos, de los que un millón quedó sin explotar y ha causado desde entonces casi 40 muertos y 200 heridos en la población local y las tropas de la ONU encargadas de su desactivación.

En su documento final, la comisión Winograd subraya que ninguna convención o tratado internacional prohíbe el empleo en sí de esas bombas, que al caer se fragmentan hasta en 650 pequeños explosivos, parte de los cuales, al no estallar en el momento, acaban convirtiéndose en algo parecido (sobre todo por su carácter letal) a las minas antipersonas. La comisión expresa, sin embargo, su creencia de que Israel contravino la legislación internacional en su contienda con Hizbulá, lo que sucede cuando las bombas se usan contra la población civil y sin aportar mapas precisos de su localización.

Estas bombas "son imprecisas" y "pueden causar daños mucho tiempo después" de su lanzamiento, por lo que Israel debe reconsiderar su forma de usarlas y dar a sus militares claras directivas al respecto, advirtió la comisión.

La comisión hace esta advertencia con carácter general y sin entrar a valorar las acusaciones de particulares de daños desproporcionados y crímenes de guerra contra la población civil libanesa durante el conflicto, en el que murieron 1.200 libaneses -en su mayoría civiles- y 163 israelíes. "No consideramos apropiado tratar estos asuntos, que forman parte de una guerra política y propagandística contra el Estado" de Israel, sentencia.

Para la Asociación por los Derechos Civiles en Israel (ACRI), esta llamada de atención a las Fuerzas Armadas es "insuficiente" pues lo sucedido en Líbano fue "muy grave", explicó su portavoz, Melanie Takefman, quien pide una "investigación independiente y externa" al Ejército.

"Un error". Pese al cierre de filas oficial, el propio viceministro israelí de Defensa, Efraim Sneh, aseguró el pasado abril en un documental británico que el empleo de estos artefactos de fabricación estadounidense fue un "error". Aunque inicialmente negó haberlos utilizado, Israel acabó reconociendo los resultados de una investigación del Departamento de Estado de EEUU que lo confirmaba.

De hecho, Israel lanzó bombas de la época de la guerra de Vietnam para abaratar costes pese a poseer un tipo de este proyectil de fabricación propia que hubiera dejado muchos menos explosivos intactos, según desveló una fuente del Ministerio de Defensa al diario Haaretz. "En Líbano cubrimos pueblos enteros de bombas de racimo -admitió otro mando militar israelí a ese rotativo-, lo que hicimos allí fue alocado y monstruoso".

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