Israel permitió la entrada de combustible a Gaza, pero lo justo para salir de la oscuridad. La luz regresa y disipa, por ahora, la amenaza de crisis humanitaria. Pero el temor ante una franja "que no será cómoda para vivir", según el Gobierno israelí, hace que los palestinos busquen su huida a Egipto.
No sólo estaban sin luz en Gaza. Un 40% de los hogares se había quedado incluso sin agua potable por la falta de energía necesaria para bombardearlo al agotarse las reservas después de que Israel decidiera cerrar el jueves los pasos fronterizos, en represalia por los cohetes lanzados por las milicias palestinas que controlan la franja.
Ante la presión internacional, el Gobierno israelí accedió a la entrada en la franja durante tres días de asistencia médica y suficiente combustible para una semana. Los primeros camiones-cisterna entraron ayer por la mañana. Israel también suministró gasóleo para uso doméstico, medicinas, alimentos y bolsas de nailon pedidas por la agencia de la ONU de ayuda a los refugiados palestinos.
Pese al levantamiento parcial del bloqueo energético, los habitantes de Gaza -que dependen en un 80% de la ayuda humanitaria- seguirán sin recibir combustible para sus vehículos, a tenor de las palabras del lunes del primer ministro israelí, Ehud Olmert: "por mí pueden ir a pie".
Mahmud al-Juzendar, portavoz del sindicato de propietarios de las gasolineras en Gaza -que siguen cerradas- recordó ayer que "algunos enfermos necesitan el coche para su traslado" y se preguntaba "qué ley prohíbe usar sus vehículos". Olmert ya dejó claro que la vida en Gaza seguirá siendo sin ser "cómoda y agradable" si siguen cayendo cohetes sobre territorio israelí.
Ante la nada halagüeña perspectiva, los palestinos se dirigieron a la frontera con Egipto, que está cerrada a cal y canto. Unas 60 mujeres resultaron heridas por la policía egipcia cuando protestaban para pedir su reapertura. El paso de Rafah está cerrado desde que Hamás expulsara de Gaza a las fuerzas leales al presidente de la ANP, Mahmud Abbas.
La entrega de combustible no calmó los ánimos de los activistas palestinos, que ayer lanzaron, sin causar daños, una decena de cohetes sobre suelo israelí.
