Destilar danza sin artificios y esencia jonda a partir del más puro e incómodo de los silencios. Ésta es la propuesta de Israel Galván para la XVII Bienal de Flamenco con su espectáculo Solo. El bailaor sevillano vuelve a la ciudad con este montaje que ya representó en la antigua Fábrica de Artillería y que ahora retoma en un espacio que se estrena en este festival, la zona de las chimeneas del Monasterio de la Cartuja.
Galván explicó ayer en rueda de prensa que Solo nació a partir de un silencio fortuito que "bailó sin querer" en Los zapatos rojos. "Me vino un silencio forzado de un minuto, pero fue lo que más le gustó a la gente", dijo. El sevillano ha alargado ese momento hasta llegar a los 45 minutos que dura esta danza, en los que no tiene cabida la más mínima improvisación. "Todo el silencio tiene que tener un proceso, un guion elaborado", asegura.
Con respecto al marco espacial en el que se desarrolla, adelanta que sí influye en que cambie de alguna forma esta propuesta, que se adapta a cada escenario, por lo que el artista considera que, a pesar de que esta pieza ya se ha representado en la capital hispalense, es "un estreno absoluto cada vez que se hace".
Durante el espectáculo, el bailaor realiza un "esfuerzo de reflexión forzada" que lo pone en conversación con el público.
En cuanto a la dificultad de controlar la velocidad de un espectáculo en silencio, reconoce que la música marca el ritmo y que, sin ella, el control es más difícil. "Yo necesito oírlo, pero es como que te escuchas tú mismo, bailas tu propio ritmo, el ritmo interno siempre está", admite.
Este Solo tiene además una peculiaridad. "No lo quiero presentar como obra, sino llevarlo a sitios inusuales, donde tiene más sentido", afirma. De hecho, desde su estreno en la Cinémathèque de París en 2007, la ha llevado a la Fábrica de Artillería de Sevilla, La Abadía de Madrid, el_Domo de Beirut y la Bienal de Arte Contemporáneo de Sao Paulo, entre otros espacios. Y, para su presentación en la Bienal 2012, también tendrá un marco diferente, las chimeneas de la antigua fábrica de cerámica de La Cartuja._Será allí donde se reencuentre con la esencialidad Israel Galván.
El creador de esta obra es Pedro G. Romero, que la define como "revolución sin música".
Galván estuvo acompañado ayer por la delegada de Cultura, Mar Sánchez Estrella, y de la directora de la Bienal, Rosalía Gómez, quien dijo que su baile "es la vanguardia pero en él también residen la raíz y la tradición". "La Bienal ha sido el escaparate en el que hemos visto madurar a Israel Galván y cada Bienal ha sido un paso adelante hacia su madurez", aseguró.
Éste fue el primer espectáculo que agotó las entradas en el festival de arte jondo.