Israel decidió ayer dejar en libertad a unos 200 prisioneros palestinos para tratar de fortalecer la imagen pública del presidente de la ANP, Mahmud Abás, y transmitir el mensaje de que el diálogo es más rentable que la lucha armada. "Se trata de un gesto para reconstruir la confianza, de un intento para fortalecer a los moderados en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el proceso de paz", dijeron fuentes de la oficina del primer ministro israelí, Ehud Olmert, al explicar la decisión.
Entre los presos que serán dejados en libertad hay dos catalogados por Israel "con las manos manchadas de sangre", nomenclatura con la que se define a palestinos implicados en la muerte de israelíes. Uno de ellos perpetró un ataque, mientras que otro lo ordenó a los autores materiales. Ambos, condenados a cadena perpetua, han cumplido hasta ahora más de 30 años cada uno en prisiones israelíes, dijeron a Efe fuentes palestinas. La decisión fue aprobada con la oposición de los tres representantes del partido ultraortodoxo Shas.
